Vecinos del barrio denunciaron que la asociación vecinal quiere cerrar la escuela de fútbol solidaria que en los últimos meses ayudó a una familia que vivía en una casa con piso de tierra y condiciones precarias. Los habitantes del sector apuntaron contra el vecinalista Carlos Gómez.

Raúl Yauco y su hijo Gustavo este año se hicieron cargo de una escuela de fútbol infantil del barrio José Fuchs que se hizo popularmente conocida cuando los entrenadores descubrieron que tres nenes que iban vivían una dura realidad y decidieron ayudarlos.

Ahora ese espacio correría peligro, según denunciaron los vecinos del barrio a La Tribuna Radio, ya que la asociación vecinal  quiere cerrar la escuela de fútbol solidaria.

Los habitantes del sector piden que se mantenga abierto el espacio y apuntaron contra Carlos González (presidente de la vecinal), quien "tiene problemas personales con el profesor”, indicaron.

La vecina explicó que se enteraron de la noticia a través de un cartel que pegaron en la puerta de la sede vecinal y por más que pidieron respuestas de las autoridades barriales no tuvieron una solución.

“La escuela no solo enseña fútbol. Hay muchos nenes que no comen y nosotros a veces les llevamos cosas. Esto es injusto, vienen chicos de muchos lugares, no queremos que la cierren. No es justo que venga el presidente y se sienta dueño de la unión vecinal”, explicó.

LA HISTORIA DE LOS CHICOS

La historia de los chicos en su momento se conoció en las redes sociales. Una mujer con siete hijos vivía en condiciones precarias, sin piso ni luz ni gas ni cloacas.

Según contó Raúl en la red social Facebook, en una de esas tardes de fútbol llegaron dos hermanitos que eran muy “tímidos y muy educados”. A los profesores les llamó la atención su habilidad. Eran potrero puro y luego se sumó su hermanita.

A los chicos siempre los veían jugando en la calle y la rompían. Sin embargo, de un día para otro desaparecieron. Preocupados los profesores fueron a ver qué sucedía y se encontraron con un duro escenario: no tenían gas en una época muy fría del año, y vivian en una casa muy precaria con baño afuera, cables eléctricos sueltos y una pequeña cocina y dos habitaciones con piso de tierra.

Ante este escenario Raúl y Gustavo decidieron actuar. Se llevaron a los tres pequeños a su casa e iniciaron una campaña para ayudarlos.

Una vez que se hizo público se acercó gente de la Municipalidad y vecinos, y finalmente la familia recibió ayuda.

De esta forma, se demostró que el fútbol es mucho más que diversión, por esa razón, ahora los vecinos piden que se no se cierre el espacio.