Ezequiel Baraja se crió en San Martín. A los 15 años empezó a robar y cayó preso tres veces. Integró el equipo Los Espartanos y se pudo reinsertar en la sociedad. Ahora es profesor de rugby dentro de la cárcel y  hace poco viajó a Rusia para escalar la montaña más grande de Europa. Ezequiel estará acompañando a “Coco” Oderigo en la Expo Industrial esta tarde para contar su experiencia de vida y cómo el deporte le dio una segunda oportunidad. Esta mañana PDC charló con él.

Ezequiel Baraja (32) creció dentro del seno de una familia tipo en Villa Maipú, en el partido bonaerense de San Martín. Iba al colegio, tenía notas excelentes y jugaba en las inferiores de Chacarita, aunque su sueño era jugar en Boca. Con la separación de sus padres, su realidad cambió.

A los 13 años se empezó a juntar con los chicos de la villa de su barrio y la rebeldía de la edad fue poniéndose cada vez más violenta y peligrosa. El chico que soñaba con ser defensor del Xeneize cayó presó en dos oportunidades como menor de edad y a los 21 fue condenado por varios robos a mano armada. En total, pasó 10 años privado de su libertad.

Sierra Chica, Batán, Olmos, La Plata, San Nicolás. Ezequiel giró por varios penales hasta que tuvo la oportunidad de quedarse en San Martín. Allí, en el año 2012 comenzó a formar parte de Los Espartanos, el equipo de rugby penitenciario y su vida cambió para siempre. Esta mañana, Baraja le contó su historia a PDC.

¿Qué es el rugby en tu vida?

-El conocimiento que yo tenía del deporte era lo que veía en la tele, jugaba al fútbol pero en el rugby descubrí otros valores que dentro de la cárcel se potenciaron. Siempre me gustó este deporte, el respeto y los valores me llamaban la atención y al practicarlo me encantó. Son un conjunto de factores de que si no hay respeto no se puede jugar.

¿Cuánto influyó el deporte en tu reinserción a la sociedad?

-Muchísimo. Está buenísimo el deporte dentro de la cárcel. La fundación tiene cuatro patas fundamentales. La educación, el rugby, la espiritualidad y el trabajo como fin del círculo. Es importante tener la cabeza ocupada cuando estás ahí adentro y a través del deporte se puede meter el estudio para cuando recuperen la libertad.

¿Qué significa Espartanos para vos?

-Los espartanos es mi vida y mi familia. Es un privilegio y hoy trabajo en la fundación. Es un cambio de vida rotundo, descubrí una vida que no conocía y el equipo sacó mi mejor versión. Yo entreno a los chicos de la cárcel y es un privilegio. Hay que dar mensajes de que yo estuve en ese lugar y hoy estoy del otro tratando de ayudar.

Yo salí en el 2015, hace cuatro años que salí en libertad. Fui a Roma, estuve con el Papa y jugamos dos partidos internacionales. Cuando salí empecé a trabajar y a demostrar que con responsabilidad podía aprender a trabajar. Mi primer lugar fue en una empresa de sangucheria haciendo un laburo que nadie quería hacer y terminé siendo el encargado en seis meses. Mi responsabilidad es abrir la puerta para que todos los chicos que salgan puedan tener laburo igual que yo.

Estuvo preso 10 años y el rugby le cambió la vida

¿Cuál es tu rol hoy con el equipo?

Hoy los entreno, pero voy siempre. Tomo mates, como con ellos, charlamos y soy uno más. Trato de que se puedan desenvolver de la mejor manera para que puedan salir y reinsertarse en la sociedad.

Hoy a las 19 horas vas a estar en la Expo Industrial...

-Vamos a contar la historia dela fundación y mi historia de vida que es un capítulo del libro. Esperamos que se sume mucha gente y contar que a través del rugby pude sacar mi mejor versión. Hace cuatro años estaba detenido y hace uno escalé el Aconcagua y hace un mes me fui a Rusia y subí la montaña más alta de Europa.

Estuvo preso 10 años y el rugby le cambió la vida