Cristina Vargas juega al fútbol junto a su hija Nicole en el primer equipo femenino de Comodoro FC, y acompaña a todos los partidos a su hijo Brian, que juega en la Octava del mismo club.

Por Carlos Alvarez

Muchas madres llevan hasta la cancha a sus hijos los fines de semana para que puedan jugar a la pelota, pero son muy pocas las que pueden disfrutar un partido con su hija y los entrenamientos a diario.

La historia deportiva de Cristina Vargas y sus hijos Nicole y Brian está ligado a Comodoro FC. No se puede hablar de una cosa sin tener presenta la otra.

Cuando Brian ingresó en la escuelita de fútbol de Jorge Newbery lo conocieron a Nigel Andretta, y cuando el actual jugador de Ferro comenzó a soñar con Comodoro FC, la familia de Brian lo acompañó.

Nicole llevaba la bandera a todas las canchas, y mamá Cristina estaba siempre presente hasta que se armó el plantel femenino de futbol de salón, y comenzaron a compartir mucho más.

María Cristina cuando era chica salía a jugar a la pelota con los vecinos en la calle, y será por eso que cuando su hija Nicole repitió eso no la sorprendió. Internamente sabía que el fútbol venía en la sangre.

La familia Ruiz comenzó a escribir su historia con el fútbol cuando Brian comenzó a jugar en la escuelita del "Lobo" donde conocieron a Nigel Andretta, y Nicole lo siguió a su hermano por todas las canchas.

Cuando se forma Comodoro FC, Nicole llevaba la bandera del club a todos lados. Mamá Cristina siempre acompañando, siempre llevándolo de un lado al otro para que juegue a la pelota.

Y al poco tiempo ComodoroFC armó el equipo de F5 donde Nicole se dio cuenta que el año de hockey en Jorge Newbery pasaba a ser historia. Ella quiere jugar al fútbol y sueña con llegar a probarse en un club de Buenos Aires.

Día de la Madre: un amor redondo dentro y fuera de la cancha

"Mi nene Brian arrancó en Newbery a los 5 años, y ahí estuvo con Nigel Andretta. Cuando se crea la escuelita de Comodoro FC lo seguimos siempre y cuando se armó el Femenino se sumó mi hija", le comentó Cristina a Pasta de Campeón acompañada por su hija que la observa y sonríe.

Cuando se armó el plantel, primero para futsal y luego de cancha 11, faltaban jugadoras, y no dudó. "Yo me sumé a jugar de 'caradura'. Cuando se armó el equipo ellas empezaron jugando Fútbol 5 y como faltaban jugadoras me sume.  Empezamos a entrenas las dos y después deje. Soy instructora de gimnasia de mujeres y no puedo hacer las dos cosas", explica.

Nicole hizo hockey durante una temporada, pero internamente sabía que el fútbol era lo suyo. "A mí siempre me gustó jugar al fútbol en la calle. A mi mamá no le gustaba eso, pero cuando pude arrancar a jugar me puse muy feliz, muy contenta. Hacía hockey, pero no hay como el fútbol. Fue en Newbery que jugué y fue apenas un año", aseguró.

Salir a la cancha juntas es un momento especial desde el preciso instante que entra a los vestuarios. Cristian como madre intuye cómo se siente su hija, y trata de aconsejarla y calmarla cuando una jugada no termina bien o en la red como la delantera pretende. "Cuando se empieza a poner nerviosa en la cancha a veces la reto, pero no es de mala. No tengo mucha paciencia, pero ella llora y por ahí en el vestuario me ha tocado tener que calmarla", recordó Cristina.

Día de la Madre: un amor redondo dentro y fuera de la cancha

El abrazo de gol madre - hija cuando Nicole anotó en el partido frente a CAI (Foto: Pasta de Campeón).

No todas pueden tener a la madre cerca en una cancha cuando las cosas no salen, y eso Nicole lo valora mucho, sabe que es algo único.

"Para mí poder compartir con ella el deporte es algo inexplicable. Es algo único poder acompañar, cuando hizo su primer gol fue en el debut fue algo re lindo. Cuando hizo uno en Laprida nos abrazamos y fue re lindo ese momento. Justo nos sacaron una foto y quedará para la posteridad", admitió Cristina, quien juega de defensora.

EL FUTBOL FEMENINO Y LO QUE FALTA

En Comodoro Rivadavia se juega el II torneo Oficial de fútbol femenino y queda mucho camino por recorrer, pero también muchas cosas por aprender y cambiar.

Ellas cuentan su experiencia en primera persona. "Nosotras notamos como que el fútbol femenino no tenemos el espacio que merecemos. No nos dan la misma importancia, desde la Liga tampoco nos tienen como prioridad. A veces no nos programan porque no hay árbitros, y no tiene que ser así. Los vestuarios tampoco están en condiciones, no hay baños acordes. Eso debe cambiar", asegura Cristina Vargas.

Nicole remarca que a veces los vestuarios no están aptos para poder cambiarse, y asegura que eso debe cambiar. Entiende que no se mide con la misma vara, pero ella con tal de jugar va igual.

Su hermano Brian siempre está en todas las canchas, y a su vez la aconseja. "Mi hermano siempre va a vernos a las dos. A mí me aconseja, o me dice que no baje tanto para poder hacer más goles. El juega de 3 o volante. En cancha de Roca me dijo que me tenía que quedar más arriba. Que estábamos para ganarlo", recordó.

Jugar con su mamá al lado ya  es un sueño cumplido, pero Nicole va por más. "Un sueño sería poder ir a un club de Buenos Aires, soy de Boca, pero me gustaría poder probarme y ver cuál es mi nivel. No me enteré cuando vino River, una lástima", se lamentó.

El amor de madre es algo que todos necesitan, y tenerla en la cancha cerca es algo que Nicole y Brian viven cada fin de semana. Desde Pasta de Campeón saludamos a todas las madres en su día.

Día de la Madre: un amor redondo dentro y fuera de la cancha

Las tardes de fútbol de Brian con su mamá Cristina, y una foto para la posteridad.