Los comodorenses “Pirulo” Barría y Jorge Palacios: la gesta de Malvinas y el recuerdo a dos Héroes más allá de los colores
Este 2 de abril en la agenda de deportes de Comodoro Rivadavia se juega el clásico más importante del fútbol entre Huracán y Jorge Newbery, al cual lo traspasa el “Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas”. Edulio y Raúl, representantes de la ciudad traspasan las fronteras de los mortales y quedaron inmortalizados como mitos y leyendas con sus historias a cuestas del conflicto bélico que cumple 41 años.
Por los 649 soldados argentinos caídos en la Guerra, por el primero soldado del país y comodorense Mario Almonacid muerto en combate y por cada uno de los soldados que regresaron a continente. Algunos de ellos el dolor, la salud física y mental los hizo adelantarse en el camino de la vida. Sin embargo, estas líneas muy respetuosas tratan de homenajear a cada uno de los que Héroes que dieron su vida por las islas Malvinas, por la Argentina.
Edulio Bernardino Barría, nació el 13 de mayo de 1963 y contó con el mote de “Pirulo”, aquel que desde el barrio La Floresta lo hizo conocido por amigos y vecinos relacionado al crack del "Globo Petrolero", Marcelino Britapaja, Se escribe en tiempo pasado porque este comodorense dejó el mundo de los terrenales para ubicarse en el cielo de los inmortales: porque como reza un texto, “los Héroes no mueren siempre serán leyenda”.
Con el Regimiento de Infantería 25, fue uno de los primeros cuerpos del Ejército Argentino en pisar Malvinas.
"Viernes 26 de marzo del 82, estábamos ansiosos esperando el franco. Nos levantamos a las 7 de la mañana, hicimos diana, luego formación y después fuimos a una clase de mortero; y cuando estábamos por terminar la clase llegó la noticia del jefe de sección que teníamos que prepararnos..." así Diario El Patagónico graficaba el “Diario de Guerra” de "Pirulo", que no era más que un cuaderno “Gloria”. Malvinas se avecinaba a su vida.
Barría fue de punta a punta uno de los soldados que piso las Malvinas durante el conflicto. Su llegada fue el 2 de abril y su regreso el 25 de mayo de 1982, donde la vida lo pondría a prueba con un “pie de trinchera”, donde casi pierde sus pies.
Era 24 de mayo y Barría comenzó su día en medio de una madrugada con bombardeos. Al salir de su lugar que era un 'pozo zorro' para cambiar la guardia se dio cuenta que algo no andaba bien y era que no se podía mantener en pie. Ya en el Hospital Militar y al quitarle los borceguíes constataron que tenía los pies morados y corría peligro de gangrena. El destino para Barría era su Comodoro natal.
Estuvo internado por quince días en el Hospital Regional, y luego fue derivado al Hospital Militar de Kilómetro 8 y finalmente a Sarmiento.
Por su lesión estuvo un tiempo en silla de ruedas. Pocos creían que podían salvarle los pies. Sin embargo, lo logró y poco a poco volvió a su gran pasión: el fútbol.
Con el paso de los años, Barría comenzó a jugar futsal y su desempeño fue tan bueno que fue convocado a la Selección Argentina, consagrandose campeón mundial en 1994.
En los últimos, el ex combatiente siguió ligado al fútbol, pero esta vez en veteranos, donde dibujó las últimas gambetas, hasta que el destino dijo adiós un 5 de diciembre de 2020, donde en una cancha una descompensación le hizo una mala jugada y “Pirulo” Barría pasaría la inmortalidad.
Su amor por Huracán, por las leyendas de los Nacionales y por los grandes jugadores del fútbol comodorense lo hacían un reconocido y respetado hombre por sus pares, que dejó su sello, sus gambetas, sus risas y su lucha por las Islas Malvinas para este Héroe nacional.
Jorge Palacios, de Newbery a Malvinas: el soldado de Malvinas que le rogó a Dios que no lo dejara morir “despacito” tras ser sepultado vivo por una bomba
Jorge Eduardo Palacios, nació el 17 de octubre de 1963 y vivía con su familia en el Ceferino. Papá Juan Paulino, trabajaba en el hospital Alvear y su mamá Silvia, quienes además contaba con tres hermanas y un hermano, del seno familiar para este hincha del “Aeronauta”.
Era uno de los que en las formativas del Club Jorge Newbery pintaba para ser uno de los grandes valores en la Primera, pero ese sueño se truncó, ya que la Guerra de Malvinas le impidió cumplir ese deseo por cumplir con el deber pario de aquel entonces.
Palacios tenía por entonces 17 años, y con la 10 en la espalda comenzaba a asomar en la Primera División del “Lobo”. Fue en esa época cuando le llegó la hora de realizar el Servicio Militar Obligatorio, sin saber que unos meses más tarde estaría en Malvinas, defendiendo la soberanía de las islas luego de años de burocrática negociación.
El soldado vivió una historia muy especial junto a su compañero de trinchera, Raúl Ortiz, quienes sobrevivieron en forma milagrosa en la Guerra de Malvinas al quedar sepultados tras un bombardeo ocurrido el 4 de mayo de 1982. Luego de ser rescatados, el coronel Mohamed Alí Seineldin: “Nos dice que el 8 de mayo que era sábado vamos a realizar una misa y procesión por la protección que nos dio la Virgen de Luján, y ´ustedes van a tener el honor de llevar esa virgen´”
Cuando en enero de 1982 le llegó el telegrama para incorporarse al servicio militar -en el sorteo le había tocado el 832- se ganaba la vida como ayudante de chapista y pintor. Su destino fue el regimiento 25 de Colonia Sarmiento.
El después de aquel 4 de Mayo, el día que volvió a vivir
Palacios recordó que el día anterior a aquella jornada en que su vida tuvo un gran golpe de suerte, con unos diez compañeros, rodilla en tierra, habían rezado el Rosario. Lo hacían habitualmente.
Esa madrugada estaba de guardia sobre un cerrito que miraba al mar, frente a la torre de control del aeropuerto. Cerca de las tres lo sorprendió un ruido, al que confundió con el vuelo de un Hércules. En realidad, eran dos grandes bombas arrojadas por aviones Vulcan ingleses. Una estalló a unos 30 metros de su posición. La otra, que impactó a escasos seis, y que dejó un cráter descomunal, fue casi fatal para él.
En fracción de segundos, sintió que la onda expansiva le hundía la cara, le hizo dar vuelta la cabeza y lo arrojó violentamente en el pozo de zorro. Su brazo derecho le quedó apuntando hacia arriba y el izquierdo aprisionado por la turba y las piedras. La manta que llevaba sobre los hombros para abrigarse quedó inexplicablemente desplegada sobre su cuerpo. El está convencido que era el manto de la Virgen.
Debajo suyo quedó el soldado Raúl Ortiz, que en el momento de la explosión estaba durmiendo. Tenían encima cerca de dos metros de tierra y piedras.
“Che, Ortiz, hagamos fuerza”. Fue inútil porque los escombros no se movían. Gritaron. Palacios cree que repitieron el pedido de auxilio unas diez mil veces. Pero nadie escuchaba, según pudo contarle a Infobae
Perdió la noción del tiempo. Intuyendo lo peor, se preparó a morir. Mentalmente se despidió de sus viejos, de su hermanos, de sus amigos. Como en una película en blanco y negro se vio con sus seres queridos en aquellos momentos de alegría que pasó junto a ellos. De pronto sintió que hablaba con Dios. Se sorprendió de la paz que experimentaba, en esa oscuridad, atrapado. Remarca que esa paz no la volvió a sentir nunca más.
No estaba desesperado. Se preguntó por qué Dios lo hacía morir despacito. “No me haga morir así, Señor, por favor”, repetía. Percibía las lágrimas que corrían por sus mejillas.
Ortiz estaba inmóvil, pensó que había fallecido. Comenzó a notar que la tierra se hundía, alguien caminaba en la superficie, justo donde estaban enterrados. “¡Gritemos!”, casi le ordenó a su compañero. Lo hicieron con las últimas fuerzas que les quedaban, no entendían cómo aún podían respirar.
Los soldados los escucharon y excavaron con lo que tenían a mano, hasta con sus propias manos. De pronto alguien cortó la manta con un cuchillo, y apareció la cara de Palacios. Los habían dado por muertos. Nadie lo podía creer. Todos lloraban mientras los abrazaban.
En el hospital, el doctor capitán José Luis Corominas se sorprendió al comprobar que no tenían ninguna herida. Este médico también es de Comodoro y cuando se encuentran por la calle, en el centro, siempre se saludaban.
Palacios hoy en día es uno de los soldados que cada mañana de 2 de abril forma parte de los Actos conmemorativos, camina hacia el Mausoleo de los Caídos en el Cementerio y le brinda el homenaje a los Veteranos.
En Jorge Newbery es socio, ídolo y referencia para los niños y jóvenes que ven en el “Negro” una parte de la historia de la Guerra de Malvinas.
En 2018 lo contactó La Fe del Centurión. Le comentaron que la imagen de la Virgen que él había llevado en procesión estaba en poder de los ingleses, y que se estaba programando un intercambio en El Vaticano y que él podría ser uno de los que la fueran a buscar. Para él, era la misión mencionada por el padre Martínez Torrens.
Creía estar soñando ese 30 de octubre de 2019 cuando Francisco lo abrazó en la Plaza San Pedro. El Papa no podía creer que el de la foto de la procesión, fuera él. “Este soy yo”, le indicó. “¿Sos vos?”, preguntaba. Lo miraba una y otra vez. También compartió la instantánea con veteranos ingleses presentes en el lugar, les explicó que en la guerra fue un soldado infante, y que tenía entonces 18 años.
Desde 1989 vive en una casa de un plan de vivienda en el Barrio Isidro Quiroga e integra el equipo de fútbol de veteranos del club Jorge Newbery, donde un año antes de la guerra ya le decían que era un chico que prometía y que su único sueño era el de jugar en primera.
Tanto el Héroe del barrio La Floresta, como el del Ceferino jugaron juntos a la pelota en tiempos donde se encontraban en la "Laguna", antes que los telegramas lleguen a casa de sus padres y que el deber Patrio los llevó a dar su vida y que por el destino los hizo retornar a territorio para estar con los suyos.
Huracán venció 1-0 a Jorge Newbery en el César Muñoz. Sin embargo, más allá de resultados y de los tributos realizados, como así de banderas de ambos clubes la que flameó y lo hace eternamente en los corazones de un argentino es la celeste y blanca con motivo de la Gesta de los soldados que dieron su vida en Malvinas, con Barría en una estrella y Palacios siendo homenajeado con sus "hermanos" en Comodoro Rivadavia.
Este es un texto en tributo a cada uno de los Héroes de Malvinas, los que siguen reclamando por la entrega de las mismas, como aquellos que se adelantaron en el camino de la vida. Desde PDC el saludo respetuoso por el 2 de abril. "Las Malvinas fueron, son y serán Argentinas".