El defensor de Chubut dialogó con Pasta de Campeón desde Quito, previo a sumarse a la pretemporada de Aucas. Manchot contó las sensaciones de su año y medio en Macará, la espina que significó haberse perdido la semifinal y las razones por las cuales decidió firmar con Aucas, equipo que enfrentará a Vélez Sarfield por la Copa Sudamericana.   

Son las 9:15 de la noche en Ecuador. Alejandro Manchot está terminando de cenar en Quito, luego de un día agitado de búsqueda de departamento y papeles. El defensor de Puerto Madryn, recién llegó al país y se prepara para su primer entrenamiento en Aucas, club donde jugará este año.

A la distancia Alejandro charla con Pasta de Campeón y cuenta las sensaciones de lo que será una nueva temporada en el fútbol de Ecuador, una plaza con acento argentino. “Llegue al mediodía a Quito, este domingo tengo que hacerme análisis médicos y el lunes arrancan los entrenamientos. Para mí es un reto, en principio la idea del club es jugar de una manera distinta a lo que veníamos haciendo en Macará. No digo que sea mejor o peor sino que es distinto. Así que ojala se pueda armar un buen grupo”, comienza diciendo.

Manchot llegó a Macará de Ambato en julio de 2018. Su idea era probar el primer semestre, ver cómo le iba y en diciembre decidir si seguía.

Su estadía en Ambato finalmente se extendió por un año y medio, donde llegó a semifinales de la Liga Pro y debutó en Copa Sudamericana. Para este primer semestre tenía la chance de jugar Pre Libertadores. Sin embargo, las vueltas del destino lo llevaron a la gran capital de Ecuador: Quito.

“La verdad es que me salió una mejor propuesta. Tuve una conversación con Macará, con respeto, porque fueron los que me abrieron las puertas en Ecuador, pero no llegamos a un acuerdo y me apareció esta posibilidad. Espero que nos vaya bien”, confiesa.

Al defensor chubutense solo le quedan buenos recuerdos de su paso por Ambato. En sus palabras se hace escuchar el sincero agradecimiento a Macará y no duda en asegurar que el plantel fue uno de los mejores grupos que le tocó integrar en su carrera.

“Me toco un grupo buenísimo, fue de los mejores grupos que he tenido, la pasamos bien y lo disfrutábamos. Creo que fue una de las cosas que más me gusto. La verdad que venía con la ilusión de andar bien, ver qué pasaba y fue muchísimo mejor de lo que pensaba. En 2018 estuvimos a tres puntos de jugar una final y el año pasado quedamos en semifinales”.

Sin embargo, no todo fue color de rosas y al defensor, que jugó B Nacional con la CAI, le quedó una gran espina: no haber podido disputar la semifinal, sus últimos dos partidos con Macará.

“Me va a quedar siempre en la memoria no haber podido jugar la semifinal. Fue un error que cometí (fue expulsado por un golpe en una jugada que casi pasó desapercibida para la televisión), pero tampoco me lo reprocho porque fue un acto reflejo. De todo se aprende, seguramente si me vuelve a suceder el resultado va a ser otro. Pero te morís de ganas de estar ahí. Estás más nervioso que cuando estas afuera de la cancha y tenés un montón de sensaciones. Esa espina me va a quedar clavada siempre”, lamenta.

EL PRIMER GRAN OBJETIVO

Por estas horas Manchot está realizando sus primeros trabajos con Aucas, sabiendo que el primer gran objetivo lo traerá a Argentina, la tierra donde nació. El 4 de febrero su equipo visitará a Vélez Sarsfield por la Copa Sudamericana, un lindo desafío para cualquier nacido y criado.

“Más allá de que es por la copa, ojalá sea un lindo partido y que nos puedan salir bien las cosas. Seguramente ira familia, amigos, así que esperemos que nos pueda ir bien. Sabemos que vamos a jugar con un equipo muy duro, difícil, que viene jugando con una idea de juego, pero tenemos que ir a ganar”.

Alejandro Manchot, la muralla que construyó su propio destino en Ecuador

Alejandro ya está preparado para afrontar este nuevo reto en su carrera. En su recuerdo quedarán las vacaciones en Puerto Madryn, Comodoro y Caleta Olivia. El viaje a Disney junto a su hija y el asado que tanto se extraña en el exterior.

Admite que con casi 32 años cada vez le cuesta más estar lejos de los suyos. Recuerda que se fue a los 14 y desde entonces las visitas son cortas y el paso del tiempo largo.

Y al ser consultado por qué es lo más extraña no duda. “La distancia con mi hija, ni hablar, con mi familia. Son muchos años y ahora más grande, volvés de vez en cuando y ves todo más cambiado. Tus padres más viejitos, tu hermano con una vida hecha, tu sobrino lo ves cada tanto y cuando lo ves ya es otra persona. Los dos primeros tres días te cuesta un montón volver a adaptarte porque cada uno tiene su vida, sus sueños, sus deseos y estamos detrás de ellos. Realmente estoy muy cansado, pero siempre cargo un poco de energía y le meto un añito más. Quizás a fin de año se termina todo o sigo un año más, pero el tiempo dirá”.

Como él dice: “el tiempo dirá”, tal como cuando llegó a la CAI con solo 14 años y se terminó quedando hasta debutar en Nacional. O cuando llegó a Ambato hace un año y medio y confesaba a PDC que estaba probando y que en diciembre iba a ver qué hacía.

El tiempo a Manchot lo volvió referente de Macará, una pieza clave del equipo y un jugador que más de un club quiere tener. Por esa razón apareció Aucas. Ahora solo queda poner primera, largar y esperar que dice el tiempo cuando la temporada haya terminado.