Por Franco "Huevo" Córdoba

Cuando un grupo se enquista en los corazones de los hinchas y fanáticos de un deporte, para los argentinos se lleva a cabo una de las uniones más paras y hermosas. Pero cuando se trata de la Selección Argentina de fútbol, las situaciones enmarcan hechos inesperados, que se suscitan muchos con amor y locura.

Lionel Messi como bandera y un plantel que supo llegarle al corazón al hincha “albiceleste”, que hicieron todo para estar presentes en Doha.  Este domingo tendrán una función más que especial ante Francia en la final de la Copa del Mundo y los hinchas desde el lugar que sea en el planeta dirán presentes, porque la Scaloneta ya ganó. Este equipo es indiscutible.

Dirigida por Lionel Scaloni, secundada por Pablo Aimar, Roberto Atala y Walter Samuel conformaron los cimientos desde el “don” de personas a un equipo que llegó al corazón y, como se dice en comunicación, a la epidermis, para que hoy la Selección esté “tatuada” al ideario del argentino. Sin banderas o credos, sino la única vía es la del amor por un equipo que da todo.

Luego de la derrota ante Arabia Saudita, en el comienzo de la fase de grupos, los jugadores del seleccionado nacional demostraron que había que salir a ganar, lo mismo qué pasó en el sufrido ante Australia, donde parecía que se esfumaba la victoria y en la que apareció Emiliano Martinez.

Argentina supo llevar la calma cuando “de prepo” factores externos la quisieron llevar  por delante ante México y Países Bajos, donde apareció el carácter para aguantar y alcanzar una valiosa victoria y clasificación desde los penales.

Este es el equipo de la gente

Con Messi y sus compañeros detrás, el cuerpo técnico sabe qué material humano tiene en cancha y hasta deja entrever que cada uno de los 26 jugadores tiene una función, como si fuera la orquesta y donde de menos a más afina para el mejor concierto.

También hay acciones para cuando las cosas salen bien desde el comienzo y son las de no bajar los brazos y mostrar valor, humildad y esfuerzo.

Los cambios inesperados, situaciones de ciertos agravios ante Países Bajos, desde lo gestual en los Argentinos y esa reacción casi “maradoneana” que tuvo en Lionel Messi y varios jugadores que llevó a mucha gente a valorar de otra forma a una Selección que fue creciendo. Mostraron rebeldía, sacrificio, talento, sufrimiento, superación de crisis, felicidad. Argentinidad en estado puro.

Tal vez, la Copa América de Brasil 2021, en medio de la pandemia de coronavirus, haya sido el inicio de un camino y donde la unión como equipo se reflejó en una sociedad golpeada pero que valora estas muestras de admiración en el cómo.

Este es el equipo de la gente

El camino a la final con Francia es el escalón que falta subir para lograr la gloria deportiva, pero la del afecto, identificación, la del ejemplo ya está ganada. Resultado de ellos, ante la hipotética derrota, nadie discute que la Argentina se metió en el corazón de la sociedad, con adulto mayores que dejan mensajes de amor, padres que llevan a festejar a sus hijos y niños que ven en esos jugadores a sus primeros ídolos de la infancia.

Inevitablemente la Selección Argentina es parte del día a día de los habitantes de su suelo y altera los días, en medio de la situación que viva el país en ciertos instantes de su historia. Pero es inobjetable en medio de un clima mundialista que ya cierra que la “albiceleste” muchas veces cura heridas, llena vacíos, también produce encuentros y da abrazos que no estaban planificados.

Eso logró Messi, Scaloni, los 26 jugadores y un cuerpo técnico que se ilusiona, emociona y que sueña con alcanzar el Olimpo del fútbol, tiene en vilo del otro lado del océano un país teñido de celeste y blanco y de lo único que se piense es en una alegría, de una vez por todas.

Este es el equipo de la gente

Porque este es el equipo de la gente y será difícil desviarlos de la ilusión de ser campeones del Mundo. Sin embargo, la identificación, el valor de todo lo que demuestran con un modo de proceder en redes sociales -humanizados por la sencillez- en la TV y con la forma de lograr objetivos con piedras en el camino, identifican a un país que está necesitada en muchos planos -y no hablamos solo de la Politica- de alegrías y bocanadas de aire de campeón.

Será solo la historia la que ubique a la Scaloneta en el lugar que se merezca, sin embargo, nada le quitará que se haya convertido en el equipo de la gente, aquella que ve esfuerzo, lucha, alegría y sobre todo pasión en un equipo que llena de ilusiones del otro lado del mundo.

Porque como dice la canción “muchachos, nos volvimos a ilusionar”.