Agustina Morel es de Comodoro Rivadavia. Es periodista deportiva y militante de varios espacios feministas de Boca Juniors. Desde su rol social habló con Pasta de Campeón y contó las luchas que afronta en un ambiente tan machista como el fútbol y el periodismo.

Por @FacundoParedes_

El silencio humano, luego del ruido virtual que provocó la denuncia a Sebastián Villa, es una presencia constante del fútbol argentino. A veces, como en este caso, el silencio dice más que el ruido. Pasaron dos semanas desde el 28 de abril, día en el que Daniela Cortés acusó al jugador de Boca de ser un violento, hasta el 12 de mayo para que el presidente bostero, Jorge Ameal, hablara por primera vez en público.

"Es un tema sensible para Boca, para sus dirigentes y para todo el mundo. Nosotros queremos ser esclavos de la justicia en todo”, expresó este lunes Ameal, resaltando su gran ánimo político. Similar fue el comunicado que publicó la institución de La Ribera, que no nombró a Villa y se refirió al suceso como “los hechos de público conocimiento”.

Las que no demoraron catorces días y actuaron en horas tras la denuncia de Cortés fueron las mujeres de Feminismo Xeneize. Este grupo de hinchas y socias de Boca que lucha por un club inclusivo, equitativo y libre de machismo colocó una bandera a metros de Casa Amarilla con un claro mensaje: “¡Jugadores violentos en Boca, NO!”.

El feminismo y periodismo como trinchera

Agustina Morel tiene 23 años y es de Comodoro Rivadavia. Fanática de Boca y periodista deportiva. Forma parte de Feminismo Xeneize y de Género y Diversidad Xeneize. Entre el escaso involucramiento y el exceso de silencio que existe en los ambientes donde pertenece, Agustina no se calla, hace ruido.

El comunicado de Boca fue muy reducido. Boca no tiene un protocolo ante la violencia de género. Si lo hubiera tenido, podría haber lanzado un comunicado que realmente tenga perspectiva de género y que acompañe a la víctima, que no la vulnere tanto y que no la deje en segundo lugar, ni tampoco le de el beneficio de la duda. Nosotras sabemos que lo primero que hacen siempre es dudar de la víctima. Y justamente, más allá de que el feminismo nos los haya enseñado, es un riesgo que tenemos que correr, porque no podemos pretender ni jugar a la víctima y al victimario en casos de violencia de género sabiendo que las mujeres se mueren cada día. Boca está en deuda con nosotras. Más allá de la pasión y lo que una deja por el club para ir a verlo a todos lados, nosotras militamos la vida política de Boca y construimos gran parte de lo que es, entonces nos parece que es el momento de estar a la altura de las circunstancias y acompañar a las víctimas, porque hoy es Daniela Cortés, pero mañana puede ser cualquier hincha de Boca”, argumenta Agustina.

Desde que se inició la cuarentena para evitar la propagación del coronavirus hasta el momento hubo 49 femicidios en Argentina. Y solo son los casos que salieron a la luz, ya que se estima que el número es más alto. Por tal motivo, la red de bosteras se comunicó con las comisarías cercanas a la zona en dónde se encontraba Daniela para saber si había realizado la denuncia, dejar un número de teléfono para que se contacte y estar a disposición para acompañarla.

¿Aún el fútbol, que refleja al país, mira para el costado con los casos de violencia de género? A falta de hombres que se hacen los distraídos, ¿cuántas mujeres hay en los medios de comunicación para visibilizar estos asesinatos? ¿por qué la mayoría de los clubes no tienen un protocolo o no cuentan con un área de género?

Aunque la objetividad no existe en el periodismo, el concepto de periodismo militante es cuestionado. Y bastante. Para algunos no es periodismo. Para otros es una batalla nota tras nota.

Primero fue Boca, luego el periodismo. A más de 1700 kilómetros es difícil tener una vida social. Por eso, Agustina eligió estudiar cerca de Buenos Aires, en parte, para ir a La Bombonera. En 2018, se recibió en la Universidad Nacional de La Plata y, al año siguiente, recibió el premio Silvio Frondizi por ser uno de los mejores promedios de las carreras de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Fue la única mujer entre los cinco premiados.

No me lo esperaba, porque hay varias sedes y, entonces, somos muchísimos los alumnos que entramos a esa carta de posibilidades. Me encontré con que fui la única mujer que lo recibía. No me sorprendió, porque sabemos que en cualquier medio de comunicación el ámbito es machista y hay muchos hombres. Remarqué que no era casualidad que yo sea la única mujer y que nosotras todavía tenemos un territorio muy grande por conquistar y nos falta muchísimo por construir”, cuenta la comodorense.

La salida laboral que “ofrecen” las secciones de deportes de los medios para las mujeres es casi inexistente. Un ejemplo terrenal es Comodoro Rivadavia. ¿Cuántas periodistas deportivas escriben en los diarios o en las páginas web? Exacto. No llegan a ser los cinco dedos de una mano.

Si bien trabajó para un portal de La Plata cubriendo las divisiones inferiores de Estudiantes y para una radio hablando sobre los equipos femeninos de Boca, Agustina eligió la docencia, se dio cuenta que podía aportar más en las aulas para el crecimiento del deporte y de la universidad pública. Actualmente, cursa el profesorado de Comunicación Social y su idea es poder enseñar.

El feminismo y periodismo como trinchera

Agustina formó parte del congreso de investigación "Cuando las mujeres disputan la pelota" junto a Ayelén Pujol, periodista deportiva, y Macarena Sánchez, la primera jugadora profesional del fútbol argentino, entre otras compañeras.

Reivindico que la universidad pública te enseña mucho sobre el rol social. Ahora sí me considero feminista, pero cuando me fui de Comodoro, tal vez, habían muchas cosas que no sabía. Me había ido a La Plata para ver a Boca, en ningún momento me imaginé estar militando como milito ahora. Esa oportunidad llegó en el 2017 por una compañera de cancha después de varios años. Ella me propuso armar un colectivo de mujeres en la peña donde participábamos”, relata la integrante de los espacios feministas de Boca.

San Lorenzo, Huracán, Vélez, Rosario Central, Newell's Old Boys y Estudiantes de La Plata son los únicos clubes que cuentan con una secretaría de género. Supuestamente, Racing también, pero cuando Jonatan Cristaldo fue denunciado por violencia de género los dirigentes de la “Academia” se lavaron las manos. Y no fue por el coronavirus. El presidente Víctor Blanco suspendió al delantero por cinco días. Luego, el jugador volvió a las prácticas y la pelota siguió rodando.

Al respecto, Agustina comenta las desigualdades cotidianas que viven en Boca. “Nos encontramos con el común diario del machismo. Nosotras lo sufrimos en la tribuna. O cuando hay una compañera que no se considera de un colectivo o de una caracterización masculina o femenina y tiene que hacerse un carnet, y desde el club les dan uno de dama. La violencia machista está en todos lados. Nos parecía que el cambio lo teníamos que hacer nosotras. Por eso apoyamos a los planteles femeninos de Boca, dado que las hinchas no son las únicas que sufren estas desigualdades, también las deportistas y las dirigentes”.

El 8 de marzo de 2019, Agustina, junto a las agrupaciones bosteras, marchó por la profesionalización del fútbol femenino. A los pocos días, el presidente de la AFA, “Chiqui” Tapia, firmó un acuerdo con Futbolistas Argentinos Agremiados para concretar la conquista lograda por miles de mujeres.

Parece que el fútbol se va transformando de a poco, pero si colocamos una lupa notaremos que sigue existiendo el oportunismo para ganar una elección, continúan los protocolos sin ejecución y la plata persiste en las decisiones que tendrían que hacer ruido.

No es una coincidencia que la bandera de Feminismo Xeneize sea La Raulito, la hincha más famosa de Boca. Y también la más combativa dentro y fuera de la cancha. Agustina es hija de su tiempo, pero también de La Raulito, y su trinchera excede las cinco W del periodismo. Qué, quién, cuándo, dónde, y por qué. Agustina no elije la pregunta, sino la exclamación para que no haya silencio en los ambientes cautelosos.