Demián Forner no se olvida de Comodoro. Mientras habla con PDC recuerda a su abuelo, su abuela y su tía, pero también a quienes conoció por el fútbol y estuvieron cerca en los momentos difíciles, cuando dejó la ciudad, luego del fallecimiento de su padre, Ezequiel, quien murió en un accidente sobre Constituyente y la Ruta Nacional 3. “De Comodoro me quedaron buenos recuerdos", dice a PDC desde España. "La gente que estuvo alrededor mío: el Mumo, Nico, Caamaño, el Chaca, el Chileno, que se portaron muy bien conmigo. Pero también lo que fue jugar en cualquier cancha con el viento”, dice al recordar su paso por la ciudad.

Demián junto a Dylan, su hermano, durante cinco años vivieron en la ciudad del petróleo. Su padre vino a Comodoro por trabajo, y ellos se sumaron a las divisiones inferiores de la CAI, aprovechando la experiencia que habían hecho en Banfield. Por sus diferentes edades, ambos jugaron en distintas divisiones y cada uno hizo su camino. Sin embargo, hoy el destino los encuentra juntos en España, donde realizan una experiencia internacional en el fútbol regional.

DE ARGENTINA A EUROPA

Según contó Demián, la oportunidad de viajar a España llegó hace unos meses, a través de un representante con el que tenían contacto desde hace unos años. “Vinimos hace tres meses, pero mi viejo tenía un contacto hace más de tres años. Cuando estaba en Lanús y Dylan en la CAI, nos íbamos a venir al Girona, en 2019, pero cuando pasó la pandemia se cayó todo. Después íbamos a viajar pero necesitábamos las vacunas, las dos dosis, y cuando se cumplió el plazo para ponernos la segunda íbamos a viajar y pasó lo que pasó”.

Demián cuenta que cuando su padre falleció decidieron dejar el fútbol y también Comodoro Rivadavia. Querían estar de su familia y junto a su madre se fueron a vivir a Buenos Aires, donde había empezado su historia.

Por ese entonces, él había regresado a la CAI luego de su paso por Lanús. Mientras que su hermano, Dylan, estaba jugando en Brown de Adrogué, y estudiaba en la universidad. Sin embargo, cuando la tragedia golpeó la puerta decidieron dejar todo. Sin saber, que tiempo después otra vez el fútbol daría una oportunidad.

“Cuando pasó lo que pasó le comenté esta situación a mi representante que se llama Manolo Domínguez. Le dije ‘voy a dejar de jugar al fútbol, te comento para que lo sepas’. Me dijo que él no quería que dejáramos, pero le dije que quería enfocarme en mi familia. Mi hermano estaba en la misma situación que yo, no quería saber más nada, pero hace poco me llamó y me dijo ‘te conseguí club, vas a arrancar más o menos de cero, pero vas a venir acá y vas a tener una vida linda y buena’”.

Demián admite que la posibilidad los entusiasmó a los dos y decidieron probar suerte en España, donde los esperaba CDF Herrera, un club local. En un principio, Demián cuenta que pensaron que sería una experiencia sencilla. Sin embargo, el panorama fue más complejo de lo esperado.

“Cuando nos dijeron que era una de las divisiones más bajas del fútbol español nos imaginábamos que iba a ser una boludez, por así decirlo, pero nos encontramos con muy buenos jugadores, con un muy buen nivel. Lo único es que el tema de los entrenamientos es bastante complejo, porque no entrenan todos los días, y para jugar profesionalmente tenés que entrenarte todos los días. Pero nos encontramos con muy buenos jugadores, un club bastante bueno, y quedamos cuartos; no pudimos entrar a los playoff”.

Para Demián y Dylán esta vez fue la primera vez que jugaron juntos en una cancha. Su buen rendimiento los llevó a encontrar enseguida un club de una categoría superior, y así, llegaron a Castuera, un equipo de la División de Honor de ese país, una especie de Federal, dice para ejemplificar el club donde está, aunque admite que no se comparan con el Azurro de Comodoro: “La CAI es muy buena”, dice con orgullo.

Respecto al nivel de juego que encontraron Demián asegura que los jugadores “son más duros”, y que “el fútbol español con el argentino es muy distinto”. “Acá no te presionan, jugás tranquilo, te podés dar vuelta rápido, fácil, y allá en Argentina te están comiendo los talones, pero tácticamente y físicamente te pasan por arriba, son muy físicos”, dice, admitiendo que le gusta esa libertad que otorga ese tipo de juego.

Ambos hermanos disfrutan de este presente, entre la pelota y la vida cotidiana, trabajando en eventos que organiza un restaurante. Por estos días se preparan para mudarse a Extremadura. Sin embargo, no se conforman y sueñan con más. 

“La ilusión siempre está, es lo que siempre hablamos con mi hermano. No te digo de estar jugando en segunda división el año que viene, pero ir subiendo poco a poco. Tampoco  queremos apresurar las cosas porque primero físicamente estamos muy mal. Estamos agarrando ritmo. Pero la idea es ir subiendo poco a poco, agarrando ritmo y subir hasta donde nos dé”, sentencia Demián, sin olvidarse de la ciudad de las canchas de tierra y que le dio la oportunidad de viajar a Italia y competir frente a grandes equipos.