Pablo De Miranda volvió a la CAI, el club que lo vio nacer como futbolista y al que llegó gracias a una tía. Su llegada al Azurro, su debut en la B Nacional y su primer gol gracias al viento. “Lo grité como si fuera la final de un mundial”. Todos los recuerdos de una época distinta en esta nota.

Pablo De Miranda debutó el fin de semana en el Torneo Regional con la CAI. El defensor comodorense se volvió de México y se sumó por un semestre al club que lo vio nacer como futbolista. El Vikingo no tuvo el regreso soñado: la CAI perdió el invicto frente a Germinal. Sin embargo, para él fue solo el comienzo de su segunda etapa en el club.

El baúl de los recuerdos permite encontrar viejos tesoros; crónicas escritas en el pasado con un contexto diferente pero con el mismo protagonista.

Corría el año 2009 cuando Pablo De Miranda fue adquirido por un grupo empresario que buscaba ubicarlo en Primera División. El defensor comodorense tenía solo 23 años y era un referente de la defensa del Azurro, y en lo que fue su última entrevista, previo a partir de la ciudad, contó tres increíbles anécdotas sobre su llegada a la CAI, su debut en la B Nacional y su primer gol, el cual gritó como si fuera la final del Mundial.

EL FÚTBOL GRACIAS A UNA TÍA

“A la CAI me acerca mi tía Liliana. Mi hermano Víctor se fue con mis abuelos de vacaciones y yo me quedé solo. Mi tía, como para compensar, me dice ‘te voy a llevar a entrenar a la CAI’. Empecé con la escuelita de fútbol y a las dos semanas empezaron a formar un equipo de Prenovena, y ahí, más o menos, empecé a entrenar con el equipo. Había empezado como arquero, me gustaba atajar".

“Mi categoría 86 era un equipo con muy buenos jugadores, como Ricardo Chavarri, José Guerreiro, Walter Campos, y ganábamos siempre por mucha diferencia. Hay cosas que te acordás: canchas de tierra, rasparse y llegar con la rodilla toda rota, era normal”, recordó sobre sus inicios en esa crónica publicada por El Patagónico.

DE LA LIGA LOCAL A LA B NACIONAL

En la temporada 2002-2003, De Miranda debutó en la B Nacional. Víctor Doria había tomado las riendas del equipo luego de la partida de Marcelo Fuentes, y el entrenador lo puso como titular, sin ni siquiera haber estado en el banco de suplentes.

“Tengo la imagen de cuando entramos a la cancha y levanté las manos para saludar al público, y lo más emocionante fue ver a mis viejos en la cancha. Ellos mucho no iban, y ver a los dos en la tribuna me emocionó mucho".

"Estaba en la Liga local con Doria y (Marcelo) Fuentes en la B Nacional. Por ahí, íbamos dos o tres jugadores a entrenar con ellos (los profesionales). Hicimos pretemporada, pero Fuentes se fue a nueve fechas de terminar el torneo y agarró Doria. Cuando sube, yo no había ido nunca ni al banco. Me toca jugar de titular, así nomás, con San Martín de Mendoza. Teníamos que ganar y el ‘Chaca’ Bustos hizo dos goles”.

“Encima, jugábamos con línea de tres. Jugábamos (Gustavo) Caamaño, (Angel) Galarza y yo, que era flaquito. Me chocaban y me volaban a la mierda, me costaba mucho, pero bueno, siempre tuve de compañero a Gustavo Caamaño”, destacó, recordando a ese compañero con el que se volvió a reunir el último fin de semana en Rawson.

SU PRIMER GOL Y EL VIENTO

De Miranda jugó un total de 125 partidos en su primera etapa en la CAI, pero uno de ellos, frente a Tiro Federal de Rosario, fue más que especial al convertir su primer gol. “Había un viento… Ibamos 1 a 1 en el segundo tiempo, Chavarri tira el centro, yo entro por el segundo palo, con el viento se cierra la pelota, que justo me cae en la cabeza y entra. Lo grité como si fuera la final de un mundial. Era la última fecha y no jugábamos nada importante, pero lo grité con alma y vida. Ganamos 3 a 1”, remarcó.

El resto es historia. Luego llegó su debut en Primera con Colón de Santa Fe, y su paso por Tigre, Independiente Rivadavia, Ferro, Instituto de Córdoba, Defensa y Justicia, Alebrijes de Oaxaca, Instituto de Córdoba, Blooming de Bolivia, Manucci de Perú y Celaya de México.

Ahora, el defensor buscará clasificar a la CAI a la segunda ronda del Regional, y por qué no soñar con el ascenso con el club que lo vio nacer.

Los increíbles recuerdos del refuerzo de primer nivel que sumó la CAI para el Torneo Regional