El abrazo del alma entre Carlos Riaño y "Pajarito" Consignani
La Nueva el último fin de semana se consagró campeón del Final Four de la disciplina, y al final del partido el técnico, Carlos Riaño se dio un simbólico abrazo con el referente y capitán del equipo Rodrigo “Pajarito” Cosignani. Detrás de ese gesto se esconden 8 años de una amistad que va más allá del perímetro de 40 x 20.
Por Fredi Carrera y Analia Bahamonde.
Carlos Riaño asegura que la primera vez que lo vio sintió que ya lo conocía. Incluso se lo dijo, tal como también se lo mencionó Rodrigo “Parajito” Cosignani, el otro protagonista de esta historia. Años más tarde, revolviendo archivos, una antigua fotografía le mostró que ninguno de los dos estaba errado; se habían enfrentado en el Nacional 2009 cuando Riaño vestía la camiseta de barrio Parque de Córdoba y “Pájarito”, la de Rada Tilly, como refuerzo.
El último fin de semana ambos otra vez se volvieron a encontrar adentro de un campo de juego. Esta vez para festejar la victoria frente a la Escuela Municipal Km 5 por el Final Four de Handball. Un fotografía perpetuó ese momento, un abrazo del alma para el handball de la Comodoro.
Cuenta Riaño a Pasta de Campeón que su relación con Cosignani, el referente de La Nueva, comenzó hace 8 años. “Yo llegue acá en el 2011, producto de un traslado en Fuerza Aérea. Estaba buscando club, habló con Petro y recibo una llamada telefónica de un tal Rodrigo, conocido como Pajarito, que estaba a cargo de La Nueva y se había enterado por un amigo en común, que jugaba en barrio Parque, que yo venía para el sur, que estaba buscando club y me quería conocer”.
Ese martes lluvioso ambos se volvieron a cruzar en el Gimnasio Municipal 2, donde se citaron, sin recordar aquel partido en Córdoba. El ida y vuelta fue inmediato y solo quedó acordar cuando comenzaba a entrenar.
Para Riaño fue una relación simbiótica. “El me esperaba en la puerta y cuando me bajo del auto y lo veo y digo ‘te conozco’, él me dijo lo mismo. Empezamos a hablar y sí nos conocíamos”.
Así Riaño se sumó a La Nueva hasta que quedó hemipléjico, producto de una vacuna que lo dejó fuera del campo de juego.
Para él siguieron los tratamientos en Córdoba, la recuperación y la búsqueda del regreso. Para Pajarito su consolidación como referente. Sin embargo, todo cambió en 2011, cuando falleció Juan José “el Pata” Fuentes.
“Me volvió a unir ‘el Pata’. Cuando Pájaro me avisa que le había pasado ‘el Pata’, los chicos ya era fin de año y se habían quedado sin técnico. Surgió ahí hablándolo con los chicos, con Maty, con ‘el Negro’ Pablo y con Pájaro. Le dije que si ellos andaban necesitando un técnico que contarán conmigo, que yo estaba dispuesto a ayudarlos. Que traía una forma de jugar totalmente distinta de pensar el handball, más dinámico, sin bote de balón, bien estratégico, muy táctico”.
Así comenzó la aventura que derivó en el subcampeonato provincial en 2012 y la dirección técnica de la Selección de Chubut en 2013 a través de Hernán Martínez.
Para Riaño la relación con Cosignani va más allá del 40 x 20. “La historia nos fue marcando y esta relación con él va más allá de la relación técnico jugador; es una relación de amistad afuera de la cancha que se traslada adentro del 40 x 20, donde nuestros hijos son amigos, nuestras mujeres son amigas. Se vive más como un hermano que no tengo acá. Él ocupa un rol importante en mi vida es una persona que es considerada como un hermano con el que uno tiene diferencias, similitudes, pero reina el amor, el respeto”.
El entrenador asegura que la mayor virtud de Cosignani es haberle dado lugar para plasmar una idea de juego que se ha extendido al resto de las categorías, “lo más lindo que a un técnico le puede pasar”.
DE LA NUEVA A LA SELECCIÓN DE CHUBUT
Riaño y Consignani también supieron llevar su amistad a la Selección de Chubut, donde “Pajarito” jugó desde 2005 hasta junio de este año, cuando disputaron el Torneo Argentino de Balonmano.
En ese partido, Riaño le devolvió un poco del respeto que pudo conseguir, y a pesar de estar perdiendo en la final decidió sacarlo para que tenga la evocación de su público, “algo hermoso”, tal como definió en su momento el propio Consignani, quien junto a su amigo cierra otro de éxitos para el handball de La Nueva.