Fernanda Vidal  fue bicampeona mundial de Kung Fu de la United States Karate Association, representando a Argentina. Luego se vio obligada a abandonar la competencia por problemas económicos y cursando el profesorado de educación física conoció a su otro gran amor: el rugby. Actualmente es la referente del femenino de la Unión de Rugby Austral y también Head Coach del seleccionado.

Fernanda se crio en los barrios 30 de octubre e Isidro Quiroga. Comenzó a practicar artes marciales en una sede de la escuela de German Bermúdez Arancibia y ahí conoció el Kung Fu.  Pasaría muchos años capacitándose y entrenando fuerte sin pensar que ese esfuerzo le permitiría ser campeona del mundo en dos oportunidades.

"En mis comienzos como juvenil  ya marcaba la diferencia. Eso me llevó a competir a nivel  provincial y nacional. También  me abrió las puertas para las clasificaciones nacionales y sudamericanas para ir al Mundial", afirmó

Vidal participó de los mundiales de la United States Karate Association en  los años 1993 y 1994. Ambos desarrollados en Nueva Orleans y donde la comodorense se consagró campeona mundial en Formas en las dos  ediciones.   También participó en Formas con armas y Lucha.

Sobre aquel momento, recordó: "clasifiqué en las tres  modalidades .En el primero fui campeona en  Formas y cuarta tanto en Formas con armas como en Lucha. Mientras que en el segundo salí campeona en Formas, segunda en Formas con armas y tercera en Lucha. Fue todo a pulmón. Competimos con 40 grados de calor. Tengo los mejores recuerdos pero fue muy sacrificado".

Todo lo conseguido fue a base de su constancia y la ayuda de sus padres que realizaban diferentes actividades para poder costear los viajes, las estadías y todo lo necesario para que fuese a competir.

"Para lograr el título mundial había dejado todo de lado, hasta el  estudio. Entrenaba de lunes a sábado 6 horas por día. No se conseguía apoyo de ningún tipo. Me llegó a faltar plata para la comida. Todo lo cubría mi viejo, por eso no pude seguir", admitió.

Pero  luego de ser portada de diarios y una deportista de élite de la ciudad, debió tomar una decisión firme para su futuro. Con tan solo 21 años, Vidal dejó el deporte y   puso sus energías en  terminar la escuela secundaria.  Luego  empezó el profesorado de Educación Física y se recibió consiguiendo otro de sus grandes anhelos. Allí además  conoció otra de sus grandes pasiones: el rugby.

Desde que se adentra en el deporte de la ovalada no se despegó de él jamás, y rememoró: "cursando  la  cátedra de rugby me enamoré. Me encantó y me dije que era lo mío. Antes de finalizar el profesorado empecé con distintos cursos  que dictaba la Unión de Rugby Austral para ir capacitándome", comentó.

A su vez, Fernanda jugó entre  2010 hasta el 2013, mientras iba realizando cursos para ser  entrenadora. Todo esto siendo ya mamá de Micaela junto a su marido Bruno. Luego, llegaría el embarazo de sus hijas gemelas -Marianela y Daniela-, lo que la obligó a alejarse unos años de la actividad.

Cuando retomó, arrancó  en la Academia de la Unión y en 2016  la URA la designó PF del seleccionado femenino, que tenía a  Cristian Peña de entrenador.  Fue también entrenadora de Calafate del 2017 hasta principios de 2021. En la actualidad es la referente y Head Coach del seleccionado juvenil y mayor de Austral.

La actividad está en pleno crecimiento en nuestra Unión y ya ha obtenido grandes resultados. Vidal es un pilar fundamental en la estructura, y enfatizó: "mi gran desafío, sin importar  el rol que tenga, es que el rugby femenino tenga cada división, desde infantiles a primera. No importa donde me  toque  trabajar sino crear el desafío y hacer el camino para lograrlo. Buscar recursos y herramientas sin importar el tiempo que lleve".

"Como Head Coach de la selección me quedó la espina de ganar el Seven de la República. Estuvimos cerca en 2019 perdiendo la final ante Tucumán. Creo también que en cualquier momento podemos tener la alegría de alguna juvenil que llegue a ser Puma", agregó.

Por último, Fernanda aprovechó y agradeció " a la URA, la UAR, al Oficial Nacional de Desarrollo y a los  clubes, que siempre están pendientes. También a mis viejos, mi familia, mi esposo y a la gente de rugby en general que me ha abierto las puertas".