Se cumplen exactamente 20 años del ascenso del "Mil Rayitas" a primera división. Por eso, Pasta de Campeón dialogó con el goleador de Rawson que fue la bandera de aquel conjunto de Lomas de Zamora.

Por Facundo Paredes

Para la mayoría, el tatuaje es una sensación que roza el masoquismo. Cuando la aguja quema y se incrusta bajo la capa externa de la piel, la temperatura del cuerpo comienza a subir. Duele, sí, pero al mismo tiempo genera hasta placer.

Esa misma sensación tuvo un hincha de Los Andes con un gol que después lo representó en su espalda. Ese gol le quemó la garganta. Ese gol calentó aquella tarde que los jugadores locales usaron guantes rojos. Ese gol fue la primera cuota de esperanza. Ese gol despertó la ilusión.

Rubén Darío Ferrer nunca imaginó verse en la espalda de una persona desconocida. Menos por un gol, aunque ese gol fuera el de la final de ida contra Quilmes por el ascenso a primera división. Pero Ferrer sabe que el fútbol deja marcas permanentes como un tatuaje. Y una de ellas es la hazaña que se concretó hace 20 años.

- ¿Qué fue lo primero que se te vino a la mente al verte en un tatuaje?

- Cuando vi la foto dije “wow” y me emocioné. Es increíble lo que uno genera en la gente jugando al fútbol, porque viste que hay un montón de hinchas que se hacen tatuajes de los equipos grandes o de alguna copa, pero el pibe este sobrepasó todo. Fue muy lindo ver eso.

- ¿Pudiste conocer al hincha?

- Sí, lo tengo como amigo en Facebook. Charlamos un par de veces por ahí.

 Tras una asistencia de Gabriel Caiafa, Ferrer abrió el marcador en la primera final del reducido.

Ferrer es de Rawson, la capital de Chubut, y fue el goleador del “Mil Rayitas” que volvió a primera división luego de 29 años. El delantero patagónico marcó 18 goles en aquella temporada que quedó marcada en la memoria de Lomas de Zamora. Este jueves se cumplen exactamente 20 años de la coronación. El 16 de julio de 2000, Los Andes empató 1 a 1 ante Quilmes y, gracias a la victoria"> de ida por 2 a 0 en el Eduardo Gallardón, subió a la máxima categoría del fútbol argentino.

A pesar de que Ferrer metió el primer gol de la final por el ascenso, el partido que lo coronó como ídolo fue contra Banfield, en la fecha 12. Los Andes le ganó 2 a 0 al “Taladro” con un doblete del “Zurdo” y rompió una racha de 14 años sin alegrías en el clásico del sur del Gran Buenos Aires (el último triunfo fue en 1985, con goles del “Tigre” Benítez y el “Negro” Molina). Así como en el post, en la previa Ferrer también fue la cara que se llevó todas las miradas, porque antes de su llegada al “Mil Rayitas”, el chubutense estuvo a punto de firmar con Banfield, incluso hasta salió publicada una fotografía con la camiseta alternativa del “Taladro” en un diario nacional. Pero el destino -o el mágico fútbol- hizo que ponga el gancho con el equipo de Lomas, dado que “Jorge Ginarte (director técnico de Los Andes) les dijo a los dirigentes que hicieran un esfuerzo y, a través de Armando Tedesco, Vicepresidente de Los Andes y quien ya estaba al tanto de los términos del acuerdo con Banfield, me mejoraron las condiciones y objetivos respecto del clásico rival. Por eso cuando fui al primer partido a la cancha de Banfield me insultaban de todos los rincones, en especial Carlos Portell, quien se acordaba de toda mi familia. Encima les hice los dos goles y después me despaché en el Reducido con otro más, pero en Lomas. Por ese entonces en Banfield me odiaban, era mala palabra…”, recordó Ferrer con la página oficial de Los Andes, que hizo un especial de entrevistar por los 20 años del inolvidable ascenso.

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Si en Banfield era mala palabra, a unos pocos kilómetros era un salmo de la biblia. Desde que comenzó la cuarentena para evitar la propagación del coronavirus, Ferrer habla con los medios partidarios de Los Andes y las páginas del ascenso y recuerda los años en el que el club de Lomas le peleaba de igual a igual a Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo. Desde la distancia, esa época de gloria está lejos, casi como los kilómetros que separan a Rawson con Lomas de Zamora, ya que actualmente Los Andes milita en la Primera B Metropolitana y se encuentra con una economía en resurgimiento.

- ¿Qué repercusión tuvo el ascenso de Los Andes en Rawson?

- Hermosa. En esa época, en Rawson, se hinchaba por Gimnasia, por Andrés Yllana, y por Los Andes, por mí. Cuando podía traía camisetas para mis amigos, la verdad que fueron momentos muy lindos.

- Si te tenés que quedar con un momento en Los Andes, ¿cuál es?

- El festejo desde la sede hasta la cancha, me acuerdo que fuimos en un autobomba. Las 10 o 15 cuadras que hay entre la sede y la cancha de Los Andes estaban repletas de gente. Era impresionante, todos los hinchas nos seguían corriendo, en bici, en moto y hasta en el video que hizo TyC"> Sports se ve uno de esos camiones de granja lleno. Y cuando llegamos a la cancha, que entramos por donde en ese momento ingresaban los visitantes, vimos que estaba llena. Nunca vi la cancha llena como esa vez. Eso fue lo que más me marcó. Por ahí se vio opacado porque entró la gente y hubo un revuelo, pero fue lo que más me quedó.

- ¿En qué posición ponés tu paso por Los Andes?

- En el primer lugar, sin dudas, ese año del ascenso fue lo máximo por la cantidad de cosas que conseguimos como grupo y en lo personal, superó haber jugado en primera con Gimnasia y en la primera división de Portugal, Ecuador y Chile. También el ascenso con Almirante Brown. En Los Andes rompimos rachas como la de Banfield, que no le ganábamos hace 14 años, después lo eliminamos en la semifinal del reducido, que también fue tremendo. Hacer jugar a Los Andes en primera fue lo mejor que me pasó deportivamente, no me lo voy a olvidar jamás.

Rubén Ferrer, el chubutense que quedó en la piel de Los Andes

Tapa del diario Olé: "El goleador Ferrer es la bandera - 30 mil personas festejaron en Lomas".