El entrenador principal de Gimnasia y su primer asistente, como también con Gonzalo Pérez como segundo, conforman un grupo de trabajo donde prima la confianza, el intercambio de ideas y el bien común de un proyecto a largo plazo. Desde este momento vas a poder disfrutar de una serie de notas y un especial de cartas alusivas a cada ingrante del plantel, con la identidad a la que PDC ya te acostumbra, para recibir al Súper 20 ante San Lorenzo. 

por Franco Córdoba

Hoy, Leonardo Martín Villagrán y Eduardo Opezzo, son los dos principales técnicos quieren revancha respecto a la pasada temporada, pero ante todo con planificación minuciosa, orden y el valor del grupo, suman a sus premisas para buscar un resultado en la elite del básquet argentino.

Corrían los primeros años del 2000 Gimnasia y Esgrima transitaba la Liga Nacional de Básquet en el que Eduardo Opezzo era asistente desde las divisiones formativas, hasta que en 2004 tuvo la chance de ser cabeza técnica. Su desempeño no fue el esperado, pero trabajador nato y siempre luchador en busca de nuevos objetivos, el entrenador dejó la ciudad y se embarcó en un sueño y lo pudo concretar a cabo en Venezuela y México, donde reconocido por el básquet azteca un nuevo horizonte aparecía y daba un giro inesperado.

Del otro lado, Martín Villagrán, aquel base que surgió desde las divisiones formativas lo convocaba para trabajar en su aventura como entrenador principal, tras la salida de Gonzalo García. Hoy transitan su tercera temporada en una relación de trabajo donde se vislumbra la unidad de equipo y se transmite hacia el plantel que desde el jueves encarará una nueva aventura en la máxima categoría del básquet argentino con el Super 20.

Dos primeras temporadas donde el cuerpo técnico pudo avanzar a playoffs, en la primera donde alcanzó los cuartos de final de LNB, mientras que en la pasada llegó al tercer lugar de la fase regular de la LNB y luego fue eliminado en el primer cruce ante La Unión de Formosa, su “bestia negra” de la temporada.

Sin embargo, la planificación, el trabajo a conciencia, la honestidad, el orden  y la confianza prima en dos hombres de la casa que le dan una identidad a un equipo que no solo supo mantener su columna vertebral, sino que mantuvo piezas importantes y sin demasiado ruido incorporó a Roberto Acuña y Donald Robinson, dos apuestas importantes para el armado de su rotación.

Villagrán minucioso en detalles y Opezzo con su experiencia de trabajo en el plano internacional, sumado a la articulación de sistemas y además los modos de trabajar hacen de estos dos entrenadores un gran equipo de trabajo, articulado con la “cantera” .

Es así que luego de haber visto al uruguayo Bernardo Barrera como basquetbolista de sus seleccionados juveniles y no poder contratarlo para el “Mens-sana”, luego de un tiempo la salida del “Charrúa” de Ferro era inevitable, ahí apareció la “cintura” de  Villagrán quien decidió que forme parte del equipo de Liga de Desarrollo y no sólo que explotó con su juego, sino que junto a Opezzo lo siguen puliendo y será una alternativa para la conducción del equipo de Liga.

Además, promovieron a Carlos Manuel Buendía como Sub 23, que no había jugado casi LNB (4 juego con Olímpico La Banda) y en su arribo a Comodoro se formó como base y pasó a ser una ficha mayor, con importancia dentro de la rotación del equipo, con un crecimiento no solo en minutos, sino en el goleo.

El mismo caso es el del cubano Yoanki Mensia que de no jugar, siendo juvenil, sumó minutos importantes en ambas temporadas y un largo trabajo individual sumó a la defensa, el goleó y desde el banco se transformó en un jugador determinante en pasajes de partidos en los que el equipo necesita “aire” y eso es resultante de un trabajo entre el basquetbolista y los entrenadores. 

Villagrán y Opezzo de ADN “Verde”, identificados con la ciudad y que le dieron una impronta al equipo que, año a año, ilusiona desde la humildad, el trabajo y el modo de jugar el básquet, algo que la LNB entera reconoce.