Roger Morales brilló en Huracán en la década del 90, en el histórico equipo de 1994 dirigido por Héctor Cúper, y hasta le tocó marcar a Diego Armando Maradona. A partir de allí, se empezó a hacer un nombre dentro del fútbol argentino y por supuesto, dentro de la Patagonia, como futbolista en el final de su carrera, y luego, como entrenador.

Dentro de nuestra región, dejó su impronta en Bariloche, Cipolletti, Neuquén y Comodoro Rivadavia. Actualmente dirige a Centenario de Neuquén, equipo que lidera la zona del Torneo Regional y sueña con el Federal A.

"Centenario es un club que motiva, es uno de los grandes de la región, del Alto Valle y de la Patagonia. Y creemos que a mediano plazo podemos estar en una categoría superior, es el objetivo. Es difícil lograrlo rápido, el torneo del Interior es muy agresivo. Podés ser el mejor de la Patagonia y el año que viene estar jugando de vuelta en la Liga local, son idas y vueltas que te dejan sin nada. Con los pies sobre la tierra, tenemos equipo competitivo. La meta próxima es clasificar y estamos cerca", confesó Morales a La Mañana de Neuquén.

Pero su salud lo puso contra las cuerdas, y supo esquivar la muerte al sufrir dos infartos. "De salud estoy bien, siempre hay chequeos. Esta profesión que yo elijo está cargada de estrés, pero el médico me dijo 'y si te operamos y no vas a podés volver al fútbol para qué te operamos. La idea es que vivas en lo que sos feliz'. Gracias a Dios, la tecnología, la medicina me dieron la posibilidad de estar en esta profesión que disfruto muchísimo. Feliz de estar vivo, con mi familia que es hermosa y poder estar dentro de la cancha", aseguró el ex DT de Huracán de Comodoro quien enseguida reflexiona: "yo era un adicto al trabajo, al fútbol y ahora relajo un poco. Más desacelerado, trato de compartir más momentos con mi familia, si mi hijo me pide que me quede lo hago, miro tele con él en el sillón. Uno cambia, fueron dos infartos, el segundo muy fuerte. Son avisos que da la vida y hay que ver los carteles y cambiar de rumbo", concluyó.