Los clubes de barrio subsisten gracias al corazón de personas como Mariela Palacios. El club Oeste pudo concretar la obra del SUM en octubre del 2021 luego de varias promesas. La institución del barrio Sarmiento, conocido como Valle C, también comenzó a disfrutar a partir de ese momento de un playón con césped sintético y de un espacio más grande para que las categorías formativas puedan compartir una merienda o para diferentes eventos y recaudar dinero para afrontar los gastos que demanda un club.

El club, con raíces ypefianas, se fundó el 1 de septiembre de 1931 y supo tener épocas de gloria hasta que a fines de la década del 80 logra un título muy recordado: el ascenso de 1989.

Ahí comienza a escribirse el capítulo de Mariela Palacios en la rica historia del club Oeste Juniors, y ella lo recuerda de esa forma: "yo recuerdo que acompañe como simpatizante la campaña del ascenso del 89. En la tribuna, con las familias, y acompañando a mis hijos junto a otras mamis de la mano de Alejandro Saldaño y el grupito de pequeños del barrio y el fútbol infantil".

Su papá fue canchero también y era el que abría la cancha, y había que marcarla. Vivían enfrente , y era el último en cerrar y cruzar la calle. Mariela reconoce que le cuesta poder hablar de ella. No se siente cómoda, pero ella supo ganarse el amor de los más chicos que llegaban al club para jugar a la pelota y compartir una merienda en tardes interminables.

"Cuando me fui involucrando en el club hice lo que yo sentí con el corazón siempre. Preparando meriendas, lavando la ropita de los jugadores que a veces se le pedía colaboración a las mamás también, pero el trabajo más comprometido fue luego cumpliendo el cargo de secretaria. Ocupándome de los fichajes, las reuniones de cada martes en la Liga de Fútbol, el ordenamiento de las instalaciones que durante mucho tiempo fueron precarias, pero sin embargo allí se vivieron gratos momentos", asegura con una sonrisa recordando diferentes épocas y transmitiendo valores a los más pequeños como el respeto y la honestidad.

Pero no solo ella tuvo su día a día en el club de Valle C, sino que todo su entorno tiene corazón azul y amarillo porque toda la familia se vio involucrada. "Mi mamá ayudaba con las empanadas, mi papá era el canchero en esas primera épocas, abría la cancha y prendía y apagaba la luz. Hay una camada de jugadores que lo tienen muy presentes, mi marido también colaboró, los llevaba en su camioneta y también fue dirigente. Mi hija también me acompañó en este proceso"

EL SIGNIFICADO DE PERTENECER

Con la renovación de autoridades, ella dio un paso al costado luego de tanto tiempo, pero el amor por Oeste va más allá y ella "pertenece" a esa institución y seguirá perteneciendo hasta su último día. Fueron muchos momentos en el club del barrio, y ella lo recuerda con una calidez en el relato única.

"Se extraña eso igual. La activad del día a día, el abrir el club el día de partido y recibirlos, acercarse a la familia. Sin dudas fueron muy importantes los eventos para poder recaudar plata! Las ferias de empanadas, y vuelven los recuerdos de quienes abríamos las puertas de la casa para elaborar las tan mencionadas empanadas de Oeste y luego recibir a la gente del barrio para retirarlas", confesó y admite que muchos de los chicos que actualmente están jugando en Primera ellas los vio llegar cuando algunos no se sabían atar los cordones de los botines.

"Si vi crecer chicos, muchos obviamente. Actualmente hay muchos de ellos jugando en Primera como los Quidiman, Brian y Ezequiel, Miguelito, Ignacio R. Facundo, Luciano y muchos otros más", reconoce con una sonrisa y afirma que salvo los que llegan de afuera, de otros clubes “los vi crecer a todos”.

Es difícil a veces poner en palabras o definir algo, pero para ella Oeste "fue el  lugar que elegí para brindar  mi tiempo, mi trabajo, y mi carisma. Sin dudas que ocupa una parte importante de mi vida, ya que son muchos los años. Tantos momentos, tantas personas con sus historias y uno allí estaba acompañando, escuchando, involucrandonos", afirma.

 LA OBRA DEL SUM Y EL CRECIMIENTO DE LOS ULTIMOS AÑOS

Durante la pandemia, la situación fue muy dificil para los clubes, pero de a poco cuando se fue volviendo a los entrenamientos, con barbijos y protocolos, se pudo reacomodar todo y Oeste en octubre de 2021 concretó una obra esperado por todos: el SUM con el acompañamiento del Gobierno Municipal.

"Los últimos cinco años lo compartí en especial con dos matrimonios, con Valeria y Javier, Carolina y Nery, junto al presidente Paulo Neira. Esa etapa fue la del cambio, con la llegada del SUM. Quedan muchas cosas por hacer, faltó más gestión, pero sin dudas que hay que seguir avanzando en todo sentido. Yo agradecida a los papás que confiaron en la institución, porque vienen chicos de otros barrios, y a los jugadores que sigan participando en todo sentido, haciendose socio, que sean más activos, más participes también", remarcó.

De tantos momentos vividos, es dificil decir que uno fue especial, pero Mariela reconoce que "el más movilizante fue el día que llegó el transporte con las mesas y sillas para el SUM. Emocionarse hasta las lágrimas, ya que ahí caí en la cuenta del gran cambio. Tenemos una gran casa ,nueva y bonita para brindarles más comodidad a los chicos. Atrás había quedado la 'casita de Mariela', cómo los chiquitos la nombraron y que funcionaba de oficina, lavadero, comedor de meriendas y festejos", aseguró emocionada.

Todos los clubes necesitan de una Mariela. Ella supo ganarse su lugar en la historia del club Oeste Juniors, y si bien en la actualidad no pertenece a la comisión, cada día de partido ella está. Porque siempre estuvo y seguirá estando cerca del club de sus amores.