Andrés Cabral: el dueño del vestuario en Usma
Este martes se celebra el “Día del utilero”, y Andres “Pascu” Cabral es uno de los que cumple ese rol y en silencio. Querido en el ambiente y sobre todo en el club de km 5, a donde llegó dejando de lado la rivalidad entre el “Patricio” y Ferro, así se convirtió en el “jefe” del vestuario en el Estadio Armando Ávila. Entra y conócelo.
En los clubes de fútbol hay alguien que sin demasiado ruido cumple una función fundamental que se complementa a las demás aristas de una organización deportiva. Ser utilero no es solo ser auxiliar técnico, es vivir de cerca las pasiones que genera el deporte.
Andrés Cabral es el utilero de Unión San Martín Azcuénaga, el primero en llegar y el último en irse, siempre en todos los detalle, principalmente en brindar su afecto a todas las divisiones futbolísticas.
“Pascu”, como le dicen cariñosamente, es el patrono del vestuario en el barrio Km 5. Humilde y de pocas palabras, tuvo una dura infancia, donde trabajó desde los 10 años para ayudar a mantener el hogar cuando falleció su padre, sin dejar de lado el estudio. Se cargó de niño la responsabilidad de ayudar a sus seis hermanos.
A Usma llegó dejando de lado una histórica rivalidad de clubes del barrio km 5, llegó ni más ni menos que desde el Club Ferrocarril del Estado y ahí comenzó su romance con Usma.
“El Club es un sentimiento muy grande para mí, es demasiado fuerte. El cariño de los chicos es lo que más me motiva estar acá, esta es mi familia. A veces me siento muy solo y el club llena todo lo que yo necesito para mi vida, es mi gran compañía”, asegura “Pascu”, emocionado y entre lágrimas.
Recordando sus inicios Cabral señala: “Yo arranque cuando la cancha era de tierra, empezaban a hacer las primeras montañas para nivelar el terreno para hacer la cancha de sintético que tiene actualmente. Hoy el club es otro, creció mucho”.
Su vida en el club es entre pecheras, pelotas y conos, en la camilla central del vestuario local acomoda uno por uno los carnets revisando que todo esté en regla. Que no falten los materiales que van a usar los “profes” y que los chicos estén cambiados para las prácticas.
Andrés vive parte del día en el Club, donde realiza un trabajo silencioso y muy importante, tan silencioso que sabe mantener los códigos del vestuario, vivió y vive diversas anécdotas.
“Lo que pasa en el vestuario queda en el vestuario”, fiel a sus principios se guarda a silencio, manifestándose con mirada pícara.
Para “Pascu” el vestuario es su casa, esa que hoy extraña en tiempos de pandemia. Pero la vida en el club lo lleno de amistades y afectos.
“Lo más divertido para mí es contener a los chicos hasta que llegan los profes. En el club hay amistad y con todos los grupos que trabajo tengo buena relación. Soy una persona humilde y tengo muchos errores como toda la gente, aprendí y aprendo mucho acá”, expresa Andrés.
En tantos años en la institución, “Pascu” no se olvida de los que se fueron, “Recuerdo y extraño mucho a Noemí Uría de Mateeff era una señora especial, ella fue la mejor amiga que tuve en la cancha. A ella todos le teníamos mucho respeto, eso me encantaba”.
Andrés no solo recuerda a mucha gente que pasó por la institución con lindos momentos vividos. Lo que más lo emociona es que muchos ya vuelven con sus hijos. “Cuando los veo los abrazos con toda mi alma porque me da una alegría inmensa que traigan a su hijo al club y más me motiva”, admite.
“Por eso le digo a las nuevas generaciones que están viniendo al club, lo que significa estar en Usma donde hay respeto y responsabilidad, principalmente se los trata bien a los chicos”, culminó el encargado del vestuario del Club Unión San Martín Azcuénaga.