El estadio Maracaná de Río de Janeiro será entregado a la Conmebol dos semanas antes de la final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense, que se llevará a cabo el próximo 4 de noviembre. Sin embargo, hay preocupación por el estado de las instalaciones.

El estadio presenta partes de los pisos rotas, butacas sucias, bebederos inutilizados y algunos baños dañados. Además, se han observado filtraciones de agua y corrosión en las instalaciones durante la última inspección.

El organismo tendrá la difícil misión de arreglar y limpiar todo lo que sea necesario para que pueda lucir a la altura del partido. 

El 23 de este mes, además, finaliza el contrato de la gestión de los clubes cariocas. Es por eso que el Tribunal de Cuentas del Estado de Río de Janeiro lleva adelante un proceso de licitación para el servicio de mantenimiento.

El Flu fue sancionado por el estado del césped del Maracaná en el partido de ida de los cuartos de final de la Conmebol Libertadores, contra el Olimpia. Deberá pagar una multa de 15.000 dólares.

Además de los arreglos que se deberán hacer en las instalaciones, el máximo ente del fútbol sudamericano deberá trabajar y mucho para dejar el campo de juego en su mejor forma para la final. El gran interrogante pasa por saber si se llegarán a concretar todas las obras.