De jugar en Comodoro a modelar en México y Chile
El chubutense Martín Dedyn jugó más de 140 partidos en la segunda categoría del fútbol argentino. También tuvo un paso por Albania. Sin embargo, luego sorpresivamente dejó la práctica profesional y se fue a vivir a México, donde comenzó a modelar. Esta semana dialogó con PDC desde La Serena, Chile, y contó cómo fue que saltó de la redonda a los flashes de las cámaras.
Por Fredi Carrera.
Martín Dedyn se prepara para irse al trabajo, uno de los dos que tiene en La Serena, Chile, la ciudad donde vive y a la que define como “súper linda”, en un primer indicio de que el acento chileno ya se le pegó.
La vorágine de la semana a veces no da tregua. Sin embargo, el exlateral derecho de la Comisión de Actividades Infantiles y Brown de Madryn se detiene unos minutos para charlar con Pasta de Campeón y contar como fue que terminó modelando en México y Chile.
Educado y sereno, como siempre se caracterizó, Martín no puede obviar la carcajada ante la pregunta. “Me contacte con una chica argentina que tenía una agencia y me hice un book. Alguien me lo sugirió; un amigo que era amigo de la chica me dijo ‘porque ya que estas acá no te haces un book que son buen pago’. Dije ‘vamos a probar’ y empecé. Me fue superbién”, resumió entre risas.
Hace un año y medio Martín se encuentra radicado en esa ciudad balnearia. Antes tuvo un paso por México donde se inició en el modelaje y previamente estuvo en Albania, el destino que eligió luego de cuatros años en Brown de Madryn, equipo con el que ascendió a la B Nacional.
El defensor estuvo casi un año en ese país europeo, luego volvió a Argentina y estuvo a punto de volverse otro año a Albania. Sin embargo, el destino dijo que no y Martín decidió dejar todo e irse a México.
“Tuve una mezcla de ya no querer seguir jugando. Volví de vacaciones y en Argentina no quería seguir jugando. Estaba esperando alguna oferta de afuera, volver al mismo equipo o ir a alguno de Eslovaquia, que se cayó. Al final me fui al mismo equipo. Hable con el técnico a fines de noviembre, me dijo te mando los pasajes pero me la iba estirando. Yo notaba algo raro y lo terminaron echando. Se me cerraron las puertas y ahí me canse y me fui a vivir a México”, recordó.
Martín dice que se cansó del fútbol. Al principio no sabía de qué podía trabajar; la mitad de su vida había pateado una pelota. Por suerte el consejo del amigo dio resultado y en esos ochos meses que estuvo en México pudo comenzar con esta profesión que hoy le sirve para poder vivir.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Previo a llegar a Chile, Dedyn intentó darse una segunda oportunidad en el fútbol. Pedro González Bravo, técnico que estaba en Germinal, lo llamó para jugar el Federal B. La experiencia duró cinco meses y Martín terminó operándose los meniscos.
Ese fue el final de su carrera y el pasaporte para irse a Chile junto a su novia, a quien conoció en el país azteca.
En tierras mexicanas Martín sigue ligado al modelaje, realizando promociones y campañas. Ha participado de publicidades de Claro y otras compañas. Y en forma paralela trabaja en un restaurante.
Inquieto y aventurero asegura que su estadía en Chile está en tiempo de descuento. Junto a su novia evalúan la posibilidad de irse a Canadá u otro país.
“Nos gusta movernos. No veo quedarme seis o siete años. No es que tengo una idea, ahora estoy trabajando acá, estamos en un lugar lindo, tranquilo y el día de mañana queremos irnos a otro país, viajar y poder disfrutar”, contó, asegurando que irán evaluando posibilidades.
LO MEJOR Y LO PEOR
Su paso en el fútbol le dejó grandes experiencias, aunque reconoce que es difícil vivir de la redonda. “El fútbol argentino que es muy competitivo, sobre todo cuando uno va llegando a los 29 o 30, que para algunas cosas se es joven y para lo que es el fútbol no tanto. Empiezan a salir chicos más jóvenes y es como que inconscientemente el fútbol te va dejando un poquito de lado”.
Para Martín lo mejor que le dejó la pelota fueron las personas, pero principalmente la enseñanza de vida. “El fútbol me enseñó como es un estilo de vida. Cuando deje de jugar tuve que salir a trabajar a un restaurante y ya sabía lo que era la responsabilidad. Yo me fui de mi casa a los 16 años a jugar a Buenos Aires y me tuve que buscar colegio, tenía que hacer todo solo. Mis amigos estaban en otra cosa distinta y así uno empieza con una conducta profesional que después se puede aplicar a la vida”, explica.
Lo negativo en cambio fue el hecho de no haber estado cerca de su familia, tantos cumpleaños en pensiones y momentos perdidos. Sin embargo, asegura que se queda con lo positivo y los amigos que el fútbol le dio.
Por lo pronto, Martín sigue incursionando en el modelaje y es posible verlo en un comercial de una compañía de telefonía celular donde tuvo que personificar junto a otro argentino a un gaucho uruguayo.
“Tuvimos que andar a caballo, el otro chico también era argentino y nunca nos habíamos subido a un caballo. Teníamos un cagazo”, confiesa entre risas, mientras se prepara para irse a su otra “pega”, y seguir la vida, tal como le sucede a aquellos jugadores del ascenso que un día dijeron basta.
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