Ya desde pequeño, en el baldío donde hoy está la Casa del Niño (Maipú y Urquiza), demostraba en los picados ásperos del Barrio Urquiza que estaba para cosas grandes. En esos partidos se destacaban "Pato" Triviño, "Pulga" Sánchez, “Beto” Cárdenas, “Pato” Almonacid y otro "purrete" que era Miguel Escudero, pero “Topo” sobresalía.

No pasó mucho tiempo en que se incorporó a las inferiores y en menos de 4 años subió a Primera División. Supo de numerosas vueltas olímpicas, hasta que los "caza-talentos" le vieron condiciones y primero vistió la casaca del archi-rival del "Globo", Cipolletti, y llegó el gran salto al fútbol profesional con Estudiantes de La Plata y luego Chacarita Juniors, donde está muy bien conceptuado por ex-compañeros, dirigentes y simpatizantes.

Tal vez no se animó a más o el profundo cariño por sus padres lo obligaron a regresar al pago chico con la frente alta.

Después jugaría en Jorge Newbery y en ferrocarril del Estado y con su calidad intacta, su zurda mágica para meter cambios de frente de 30 metros y tirar paredes en ofensiva para dejar al centro delantero sólo ante el arquero.

Después hizo el curso de técnico y habiendo conseguido buenos resultados de un día para el otro se alejó para seguir transitando las calles de su pueblo natal recibiendo el cariño y respeto de todos.

El "Topo" incursionó como comerciante y mal no le iba. En las paredes de su local de San Martín al 600 estaban todas las fotos, donde sobresalía la que se había sacado con el gran Diego Armando Maradona.

Hoy quisimos devolverlo a la memoria de todos, por ser una gran persona y un deportista ejemplar. Por todo lo brindado a quienes amamos el buen fútbol y la entrega como jugador y como persona hoy rendimos homenaje a un grande del fútbol patagónico.

-Una nota de Oscar Payaguala (Patagonia Deportiva). Publicada con su autorización. Gracias, Oscar-