La rompió en el Federal A, jugó en la Selección Sub 20 con Conechny y las "malas decisiones" casi terminan con su carrera
El jugador Braian Guille está actualmente en Atlético Tucumán, y tiempo atrás fue compañero de Lautaro Martínez en Racing. “Se me cerraron muchas puertas, me estaba ahogando por tomar malas decisiones”, confesó a sus 25 años.
Braian Guille vive una especie de revancha en Atlético Tucumán. Surgió en Racing de Avellaneda y fue compañero de habitación del actual campeón del mundo, Lautaro Martínez peor a veces las malas decisiones te llevan por mal camino. El "Toro" jugó una Copa del Mundo; el otro deambuló por el Ascenso, y casi pasa a integrar la lista de "grandes promesas" que luego desaparecieron del fútbol.
“Se me cerraron muchas puertas, me estaba ahogando por tomar malas decisiones”, es la frase con la que el flamante refuerzo de Atlético Tucumán describe su peor crisis antes de relanzarse en Olimpo de Bahía Blanca en una nota de Infobae.
Braian es el mayor -y, según dice, la “oveja negra”- en una familia de cuatro hermanos que tienen predilección por la doma y todo tipo de deportes con caballos al igual que su papá. Desde los 4 años empezó a jugar al fútbol en torneos barriales en su Olavarría natal, donde llamó la atención de Estudiantes y Embajadores. Aunque le propusieron ficharlo, decidió jugar un certamen zonal con el equipo de Barrio Independencia, que lo formó. Más tarde, en Embajadores, fue apadrinado por Fernando Tero Di Carlo (ex delantero de Platense y Huracán, entre otros), que se lo recomendó al coordinador de las inferiores de Racing Fabio Radaelli cuando éste lo consultó por algún pibe con las características de Lucas Janson, oriundo de la misma localidad y al que había llevado antes a Tigre.
Previo a la mudanza a la pensión de la Academia, Guille estuvo en la de Argentinos Juniors con apenas 11 años. Ese año vivió su primera frustración en el fútbol: “No tuve más lugar en el club y mis viejos no podían bancarme económicamente. No se los demostraba a ellos, pero sufrí. Yo no me quería ir, pero me volví a Olavarría y terminé en Sarmiento de Junín, que jugaba los torneos de AFA. Me iba mal en la escuela y por eso no me ponían. Se acumularon varias cosas y a los siete meses me volví otra vez a Olavarría. A la semana me había arrepentido de irme de Sarmiento”. De fuerte temperamento, fue expulsado varias veces en Embajadores hasta que le pidió a Di Carlo que le consiguiera alguna prueba. Quedó en Olimpo y Villa Mitre de Bahía, pero le echaron el ojo en Racing y lo ficharon con 15 años.
Tres días en la entidad de Avellaneda le bastaron para ser sumado a la Categoría 97 de Lautaro Martínez, que contaba con otros proyectos como Brian Mansilla y Fernando Valenzuela. “Con Lautaro llegamos los dos en 2014 y compartimos habitación en la pensión. Él era de mentalidad muy fuerte, evitaba tomar una gaseosa o comerse una hamburguesa con papas fritas. Una vez fui a comer a la casa y él tenía una porción re chica en el plato. Le pregunté cómo se podía llenar con eso. Yo no podía, si tenía hambre me compraba cualquier boludez. Por eso él estaba todo marcado y fibroso, ni lo movías. Por detalles como esos algunos no llegamos adonde está él y obviamente te arrepentís”, es una de las primeras reflexiones y paralelismos que traza con el Toro, apodo que se ufana de haberle puesto a Lautaro en sus tiempos de Inferiores.
Al tiempo, a Guille le bajaron el pulgar por indisciplina en Santamarina y Brown de Adrogué. Recaló en Defensores de Belgrano, nuevamente a préstamo, y no repuntó. Llegó a tocar fondo y pensar en que su tiempo en el fútbol profesional había terminado. “Hoy me arrepiento porque no gané nada, tiré todo el sacrificio que había hecho de chico. Se me cerraron muchas puertas por mi irresponsabilidad y las malas decisiones que tomé. Olimpo me agarró justo cuando me estaba ahogando y me sacó. Alfredo Dagna (presidente de la entidad bahiense) me bancó mucho. Miro para atrás, aunque trato de no hacerlo tanto, y yo estaba en las últimas, no me quería nadie. Si en X club preguntaba por mí, respondían ‘sí, es bueno el Negro, pero empecé a averiguar y mejor no, por su conducta’”. El Aurinegro lo rescató del fondo del mar y él retribuyó la confianza: desde su contratación en 2019, su nivel fue de menor a mayor y la temporada pasada fue el segundo máximo goleador del Federal A (14 tantos). Olimpo ganó de punta a punta la clasificatoria de la Zona Sur, pero cayó en semifinales contra Villa Mitre, su clásico rival, en tanda de penales (Guille no jugó por haber sido expulsado en cuartos).
El gran trabajo realizado en 2022 lo puso en carpeta de varios clubes de Primera División. Estuvo cerca de Colón de Santa Fe, pero finalmente fue fichado por Atlético Tucumán: “Hoy trato de hacer las cosas bien, no excederme, cuidarme en todo. Hasta lo que publico en las redes. Entiendo qué sí y qué no. Y para mi vida personal también. El nacimiento de mi hijo me cambió todo. Todo lo que hago, lo hago por él y mi mujer. Estoy mejor de la cabeza, estoy más fuerte y eso es fundamental. Para el jugador, estar fuerte de la cabeza, tener ganas de hacer historia y ser alguien es muy importante”. Con apenas 25 años, Braian Guille se reinventó como jugador y va por más. Por fin hizo ese clic que necesitó para ir a la par de Lautaro Martínez y ahora sueña con achicar la brecha deportiva con el campeón del mundo.