Mucho más que fútbol: Gabriel Toledo y una historia de vida detrás de Jorge Newbery
Con 23 años recién cumplidos vive uno de los momentos más lindos que cualquier futbolista quiere transitar. Es uno de los símbolos de un equipo que pelea como único representante de Comodoro Rivadavia un ascenso al Torneo Federal A. Sin embargo, para el volante no fue fácil llegar a este presente. Desde su llegada a la institución hace 13 años, el joven tuvo altibajos en su vida que lo marcaron y le dejaron ver más allá de su pasión. Así hoy lleva tatuado el escudo aeronauta en el corazón y en cada partido homenajea a Luisa Cedrón. La historia de Gabriel Toledo en la antesala del partido más importante de su carrera, la final patagónica del Regional que Newbery disputará esta tarde desde las 17:00 ante La Amistad en Cipolletti.
Por Daniel Maldonado
“Arranqué de muy chico en el fútbol. Mi tío Mario me llevaba a los torneos comunitarios, cuando tenía 4 años. Después armó un equipo llamado “Villarreal” y ahí comencé a jugar en los torneos de la CAI. Allí me vio el entrenador Fabián Zalazar y me llevó al selectivo ‘99 con varios chicos que hoy juegan en Primera”, recordó Toledo de sus inicios detrás de la pelota, donde -quizás- sin saberlo, iniciaba una de las actividades que lo marcaría de por vida.
Si bien disfrutaba del fútbol en estos primeros pasos de su carrera, como “pibe” de barrio, reconoció que “se hacía duro ir a CAI, habían chicos que no eran de mi entorno y me costaba socializar con ellos. Además me quedaba muy lejos. Era chico, iba a la escuela y mi mamá trabajaba todo el día. Prácticamente no merendaba y ya iba a entrenar. Otro tío -que hoy en día está arriba- me llevaba caminando de la calle Estados Unidos y Lisandro de la Torre hasta la CAI 2, sobre la Ruta. Entonces se hacía complicado el ir todos los días”.
En su infancia, hace memoria y recuerda que -a pesar de vivir en otra zona- “siempre me sentí del barrio Ceferino ya que todos mis amigos son de ahí. De chico me crié a la vuelta de la casa de los abuelos de Gastón Barrientos, nos conocimos a los 5 años y luego nos reencontramos en Newbery, por eso la amistad que tenemos con él”.
Un día, jugando al fútbol de salón para “Chacarita”, un primo lo llevó a una prueba en Jorge Newbery. “Era categoría novena en ese entonces, y de ahí me quedé y trece años después sigo en el club”, resaltó el futbolista que el pasado 8 de febrero celebró junto al plantel del “Lobo” sus 23 años. “Hoy puedo decir que estoy contento con mi presente en el club, tranquilo y con los pies sobre la tierra. Mi familia me ayudó mucho a superar distintas barreras”, destacó.
“Hace poco me tocó irme de Newbery -tuvo un paso por Laprida en el Torneo Clasificatorio 2021- y hoy vivir una final de la zona patagónica del Torneo Regional no es poco. Es la segunda final que me toca jugar, la anterior llegué con una distensión de ligamento en la rodilla, y si bien estuve todo vendado, pude jugar igual”, mencionó Toledo.
“En esa ocasión -ante Independiente de Neuquén, como visitante- no pudimos lograrlo. Pero hoy volvemos a estar cerca del objetivo, con un grupo más unido y experimentado, con jugadores más grandes donde nosotros acompañamos”, expresó el aguerrido mediocampista.
Un paso especial por el “far west”
En su paso por Laprida, donde arribó en septiembre del año pasado para disputar el Clasificatorio hacia el Regional, señaló: “me encontré con gente muy buena, de buen corazón y mucho barrio. Son fanáticos de su club y me ayudaron a tranquilizar mi cabeza, a enfocarme y poner los pies sobre la tierra. Uno hace mucho esfuerzo, vive para el fútbol, para Newbery, se rompe el lomo por el club pero ahora me doy cuenta de muchas cosas más que antes. Lo vivía con tanto fanatismo que me hacía mal”, indicó.
“Al tener la cabeza tan metida acá, no pensaba en quien tenía al lado o quien me acompañaba, solamente vivía para esto: dormía, me levantaba, venía a entrenar y sin ser profesional, terminaba siéndolo. Por eso en Laprida me ayudaron a tranquilizarme, estuvimos cerca de clasificar, fue una linda experiencia. Lo tomé como un aprendizaje para seguir creciendo e hice muchos amigos, por eso estoy muy agradecido”, destacó “Gabi”.
Su pasión marcada a fuego por Newbery, su familia, sus abuelos y “la Bruja” Luisa Cedrón, a todos lados
Toledo no oculta sus amores. Lleva tatuado en el corazón el escudo del “aeronauta”, y en cada partido lleva puesta la remera con la imagen de Luisa Cedrón, una reconocida colaboradora del club que falleció a raíz de la pandemia de coronavirus, a quien llama con cariño “la bruja”.
En ese marco, aparecen sus abuelos, con quienes se crió de chico y hoy en día los tiene siempre acompañándolo desde la tribuna, al igual que su mujer Luciana y su pequeña hija Fran. “Cada vez que me pasa algo bueno, me acuerdo de todas las cosas que fui superando en la vida y siempre que veo a mis abuelos en la tribuna al terminar un partido me dan ganas de llorar. Más que nada porque también tuvieron una vida dura y como pudieron me han criado”, subrayó el jugador.
“Si bien mi mamá siempre estuvo conmigo, ellos me han criado a los golpes. De chico uno piensa que se lleva el mundo por delante, y así me he equivocado muchas veces y sin embargo, ellos siempre me han aceptado y estuvieron conmigo. Por eso al verlos recuerdo millones de cosas que pasamos juntos”, puntualizó.
“Lo mismo me pasa con mi señora y mi hija. Fue todo tan rápido que trato de disfrutarlas mucho. Sé lo que es no tener un papá, o ver cosas duras de la vida de mi mamá, por eso quiero estar ahí, ver a Fran crecer y acompañar a mi señora que se rompe el lomo trabajando para que yo pueda estar acá. No sé hasta cuando podré vivir esto, mi prioridad ahora es mi familia. Veremos qué pasa cuando termine el torneo, yo amo a Newbery con toda mi alma pero primero está mi familia. Esto lo aprendí a comprender con los años gracias a la gente que me hizo abrir los ojos. Estoy muy feliz así, logrando compartir esta alegría con mis compañeros”, resaltó.
Consultado por los hinchas, quienes llenaron el Estadio Municipal de Km 3 en los clásicos ante Huracán de Comodoro, y los cruces ante Germinal de Rawson, JJ Moreno, Boxing Club de Río Gallegos y ahora en la final patagónica ante La Amistad de Cipolletti, Toledo se sinceró: “De la gente no puedo decir nada. Yo soy jugador pero sobre todo hincha de Newbery. Pase mucho tiempo en este club, todos los días metido acá desde los 11 años. Cuando uno no está en el club, se siente raro. Por eso sé lo que siente la gente, lo que le pasa por adentro y el otro día -en el empate 1-1 en la ida contra La Amistad, donde el volante estuvo suspendido- lo vi de afuera junto a Gastón, y me moría de ganas de estar dentro de la cancha".
"Pero confío en mis compañeros y sé que cuando me toca jugar, dejo todo, no sé si juego bien o regular, pero el sacrificio no se negocia. Hay que jugar con el corazón, me lo enseñó mi exentrenador Nico Santana. Por eso pienso que será un partido muy duro en Cipolletti, pero tengo fe y quiero que logremos la clasificación, ya que tenemos un grupo impresionante”, sentenció Toledo, quien se prepara para la vuelta de este domingo desde las 17:00 ante La Amistad, donde el “Lobo” buscará dar un paso más hacia el ansiado ascenso.