Por Mariana García /ADNSUR

Andrés Gabriel Epul tenía 17 años y el sueño de convertirse en futbolista de las grandes ligas, jugaba en la CAI (Comisión de Actividades Infantiles) desde los 9 años, se probó en River Plate y hasta viajó a Europa para participar del torneo “Citta di Arco”, en Italia. Pero esos sueños quedaron truncos el 7 de julio de 2012. Mientras volvía a su casa en el barrio Máximo Abásolo, después de ir a bailar con un grupo de amigos, fue asesinado por la espalda.

Su muerte llegó a los medios nacionales y conmocionó al mundo del fútbol. Pero lo más doloroso fue que el crimen quedó impune y el caso fue cerrado al año siguiente por falta de pruebas contundentes  para continuar con la investigación.

Para la justicia el hecho fue uno más de los 35 crímenes que se cometieron en 2012 en Comodoro Rivadavia y por lo que fue catalogada ese año como la ciudad más violenta del país. Para la familia Epul, en cambio, fue una tragedia que “los mató en vida”. Pasaron once años; familia y amigos del jugador de la CAI relatan por primera vez cómo sucedieron los hechos aquella noche trágica.

Once años después: la familia y amigos de Andrés Gabriel Epul rompieron el silencio sobre su muerte