Walter Paolella, el entrenador de fútbol chubutense que recorrió Latinoamérica y volvió a su primer amor
Walter Paolella es el actual gerente deportivo de Deportivo Madryn. Llegó de muy chico al club y jugó en gran nivel tanto básquet como fútbol. Viajó a Rosario a estudiar el profesorado de educación física y comenzó a ganarse un nombre en el ambiente, que lo llevó a trabajar con reconocidos técnicos nacionales, como también en el exterior muchos años y formar su propia academia en México. Entrá y conocé la historia de este hijo prodigo de Madryn.
Jugó al fútbol y al básquet en el “Aurinegro” de su ciudad, el club de sus amores, hasta que decidió estudiar el profesorado de educación física. El fútbol lo llevó a México, donde vivió 15 años y fue ayudante de campo de Pedro Monzón, gloria de Independiente, entre otros. Trabajó en Ecuador con Salvador Capitano, también con Jorge Griffa en Rosario y "Chaucha" Bianco. Ahora, el entrenador volvió a su ciudad natal tras casi 30 años para ser el gerente deportivo de Deportivo Madryn y sueña con verlo ascender.
Está ligado a Deportivo Madryn desde que tiene noción y sus inicios fueron en el fútbol. De muy chiquito comenzó a jugarlo y con el tiempo practicando otros deportes en la escuela empezó también con básquet. Tuvo que hacer varias locuras algunos tiempos para poder cumplir en los dos lugares, ya que se destacaba en ambas disciplinas.
Sobre aquellos momentos como deportista, recordó: “gracias a dios me fue muy bien en mi etapa de juventud. Madryn armó gran equipo de básquet y trajo grandes técnicos como Daniel Allende. Ganamos un provincial y clasificamos a Liga. En el fútbol igual en el año previo que me vaya estudiar a Rosario”.
“Una vez estábamos jugándonos el descenso. Con el básquet jugaba en Bariloche el jueves y el sábado fútbol en Cipolletti. Terminé el partido de básquet y me estaban esperando dos compañeros para salir. Esas cosas locas que uno hace por el club”, agregó.
Su vida daría un rumbo cuando llega Francisco del Valle a dirigir a la institución, ya que lo lleva a una pretemporada a Necochea con Argentinos Juniors para probarse. No quedó, pero al regreso de ese viaje tomó la decisión de irse a estudiar a Rosario a través del contacto de un profesor que tuvo en la secundaria. Se fue a Baigorria y ahí empezó la carrera de educación física.
Luego, ya instalado en Rosario cursando el tercer año de la carrera, buscó la posibilidad de ganar experiencia en el fútbol y un profesor le dijo que se contacte con Carlos Ramacciotti: empezó en la local de Central Córdoba. Posteriormente, “Rama” se iría a dirigir Gimnasia y Esgrima de La Plata y le haría el nexo para ir a Renato Cesarini. Después se le abrirían muchas puertas.
“Estoy un par de años ahí y conozco a Salvador Capitano y a Rubén Chicapolli , que trabajaban en Ecuador y me ofrecen ir. Un poco ahí empieza mi carrera profesional. Mi primer club fue una escuela y al año siguiente voy con Capitano a Barcelona”, contó el director deportivo del club que milita en el Federal “A”.
Tras varios años radicado allá, Paolella regresó a Argentina y fue a Colón de Santa Fe con “Pancho” Ferrarro. También trabajó en Huracán como ayudante de Rubén Olivera. Pasó a ser profe principal y se fue a Arsenal con “Chaucha” Bianco. En el club de Sarandí estuvo casi tres años y regresó a Rosario para estar en “Arroyito” junto a Daniel Teglia, primero con la cuarta donde salieron muchos jugadores de renombre como Luciano Figueroa, “Chelito” Delgado, Emiliano Papa o el “Loncho” Ferrari. Una camada muy buena que salió campeona del torneo de la AFA de la categoría y donde la mayoría subió al primer equipo.
Tiempo después, recibiría el llamado de Alfaro Moreno para retornar a Ecuador. De ese proceso, contó: “me llamó para armar una academia. Armé desde cero la diagramación y el club. Fue excelente ese proceso. Tenía la experiencia. Se hizo algo muy grande. También estaba con inferiores del Barcelona. Pasé tres años y medio y volví a la Argentina para un proyecto parecido con Jorge Griffa, con pensión, casaclub, completo. Otro gran trabajo con mucha visión a futuro y muchos jugadores de fútbol profesional han surgido de ahí”.
A los años dejó y se fue a trabajar con Pedro Damián Monzón a México y a partir de ahí otra etapa prolongada fuera del país. Monzón estaba trabajando en los Tiburones de Coatzacoalcos, en la filial del equipo de primera. Al tiempo Paolella desembarcó en Veracruz.
“Ahí nos instalamos con mi señora y decidimos quedarnos a vivir en México. Estuve doce años allá donde también fui director deportivo de la escuela de Tiburones. Abrí mi propia academia con mucho éxito. Está muy bien visto el entrenador argentino. Me llena de orgullo mi academia. Uno de los chicos que reclutamos y formamos hoy está a cargo de la selección sub-15 de allá. Se hicieron cosas muy buenas”, rememoró.
Mediante una charla que había tenido con Gustavo Sastre aparece la posibilidad de regresar a Puerto Madryn. Vio que el club venía creciendo muchísimo y unieron voluntades. De la decisión de retornar, analizó: “lo que el club quería y lo que uno pretendía se fue logrando y haciendo. Era una oportunidad de regresar al país con trabajo. Son decisiones que uno toma. Siempre fueron así las decisiones que he tomado. Sin arrepentimientos. Está a la vista lo que se ha hecho en el club. Algunas obras hemos concretado y otra estamos próximas a inaugurar”.
“Estoy ocupando el cargo de director deportivo, que es medianamente nuevo en la argentina. Esa función en los clubes grandes esta específicamente ligada al fútbol. Acá en Madryn un poco organizo toda la parte deportiva de todas las disciplinas del club en cuanto a horarios y distribución de espacios. Esa dinámica que tiene el fin de semana donde se utilizan todos los espacios. Esa mi función principal, como también todo lo que se refiere a la logística y a los viajes”, añadió el “Plomo”.
Su vida lo ha enriquecido en anécdotas y experiencias. Conoció presidentes, celebridades, trabajó con grandes técnicos, pero en el balance reflexiona y se queda con otra cosa.
“A la larga el mayor tesoro que podamos tener es el del conocimiento y el de la vivencia. Hoy la vida nos la hacen vivir tan acelerada que no tenemos el tiempo de ponernos a pensar eso. Estamos inmersos en un día a día estructurado. Así pasa la vida y muchas veces no nos damos cuenta que no estamos dejando nada. Uno desde su lugar trabaja para eso”, enfatizó.
Por último, Paolella aprovechó y para cerrar, dijo: “soy un agradecido de la profesión que elegí. Fue difícil. Me hice un nombre en base a estudio y trabajo. En mirar hacia adelante y no hacia atrás. Tuve que hacer una carrera. Las amistades y el cariño que hoy recibo en las redes sociales a la distancia es la mayor satisfacción. El agradecimiento va a ser eterno a mi mujer Betina, que siempre me acompaño. Es una parte fundamental.”