Mientras aún se habla del fanático que invadió la cancha en Barcelona-Mallorca, te contamos la historia de un patagónico que sí pudo hacerlo.

Mucho se habló desde el sábado del intruso que invadió el campo de juego en la visita del Barcelona al Mallorca, que se jugó sin público por cuestiones de seguridad en plena pandemia y aún así la seguridad tuvo sobresaltos. El joven español lucía la camiseta argentina y su objetivo era fotografiarse y abrazar a Lio Messi, pero le salió mal.

La historia cuenta que un joven neuquino protagonizó una situación similar. Tiene 19 años y estudia abogacía en la Universidad de Buenos Aires. Pero al momento de la anécdota que ocurrió en Estados Unidos en 2017 era un chico de solo 16. Como en este reciente caso, también entonces la imagen recorrió el mundo.

"Fue el 21 de julio de 2017 en New Jersey y yo no lo considero un papelón. El Barcelona jugaba uno de los habituales torneos de verano allá y fui al entrenamiento previo a un partido con la Juventus en el Red Bull Arena, en Nueva Jersey. La gran anécdota fue el tema del salto, pero lo más lindo lo viví al reencontrarse con mis amigos. El problema fue que eramos todos menores de edad y no había ningún mayor que nos retire. Como fui el primero que se tiró (luego ingresaron otros fanas al campo), el jefe de seguridad me tomó más bronca y encima mi inglés no es muy bueno... Fue complicado pero nada de lo que me decían, a donde me llevaban y demás me sacaba la alegría que yo tenía por haber abrazado al más grande. Una inconsciencia terrible sí, pero propio de la edad", comienza su relato Iñaki Chaneton a LM Nequén.

"Después de cinco minutos que yo me metí entraron muchos latinos, residentes ahí. Lo mío resaltó porque fui el único que lo abracé a Messi. Nos tenían demorados en el estadio. Empezó a hacerse tarde, el Barcelona ya se había ido y a la pasada Suárez saludó simpático. Pasó que no me podían hacer pagar multa ni dejarme en la cárcel porque yo era menor. Ni tampoco me querían liberar porque no tenía un mayor que me retire. Entonces llamé a un amigo mayor de 18 para que me fuera a buscar. En ese interín me empezaron a mandar mensajes de que salía en todos los medios argentinos. Mi temor era que al otro día tenía vuelo para volver y no quería que mis padres se preocuparan", rememora a casi tres años de la increíble anécdota.

"Me sacaron para llevarme a una comisaría. Los policías la mejor onda en el patrullero, el de seguridad del estadio era el más enojado, porque burlé su trabajo y lo entiendo. Ahí me liberaron enseguida. Los amigos no futboleros me estaban esperando para comer y me perdí esa cena pero los encontré de casualidad en un negocio de comida rápida. Y nos volvimos juntos en tren", resumió.

"Es un tema del momento, algo espontaneo, que se siente en el momento. Desde chico soy muy fanático de Messi, miro muchos partidos. Extraño ir a la cancha a ver fútbol y básquet", redondea este fana del Rojo de Avellaneda y neuquino.