Luca Corberi le lanzó una pieza en plena pista a un rival al que acusaba de haber causado su abandono. Luego lo fue a buscar a boxes donde se agarraron a trompadas.

Una acción gravísima, que pudo haberle costarle la vida a algún piloto (incluso al propio agresor) se vio este domingo en la última fecha de la categoría KZ del Mundial de Karting, cuna de grandes corredores de la Fórmula 1: el piloto Luca Corberi, enojado con el rival que -según él- había sido responsable de su abandono, agarró el paragolpes de su vehículo, se arrimó a la pista, esperó a que pasara el contrincante en cuestión y le revoleó la pieza, poniendo en peligro a todos los que pasaban por el sector.

El hecho ocurrió cuando se estaban completando diez vueltas de las 25 programadas en la competencia. Corberi, italiano de 23 años e hijo de los dueños del circuito de Lonato, donde se disputó la carrera, quedó afuera mientras peleaba entre los puestos 10 y 15.

En su cabeza, el responsable de que hubiera quedado afuera era su compatriota Paolo Ippolito, con quien tuvo el toque que lo hizo salir de la pista. Furioso, Corberi perdió los estribos, tomó el paragolpes del auto y esperó pacientemente a que el otro piloto volviera a pasar por la zona para tirárselo.

Milagrosamente, el pedazo de vehículo, aunque pareció tocar a uno de los competidores, no causó ningún accidente.

Pero eso no fue todo en el raid desquiciado del italiano. Al retirarse, no quiso cumplir con las indicaciones de los oficiales de pista y después subió la apuesta: en la zona de boxes fue a buscar a Ippolito (de un considerable menor tamaño que él) y empezó a pegarle.

El ganador de la carrera fue el francés Jeremy Iglesias, que seguramente cobrará menos relevancia mediática que el autor de un hecho casi criminal.