La noche que el grito de "Gimnasia Campeón" se escuchó en Buenos Aires y todo el país
Un grupo de jóvenes comodorenses y la locura de alentar al equipo de la ciudad y la frase “te sigo a todas partes” inmortalizada para con el conjunto dirigido por Fernando Duró, con Cocha, Moldú, Festa y Masieri. A 17 años de la consagración la huella queda marcada con anécdotas imborrables.
Estar en Buenos Aires u otras latitudes fuera de Comodoro Rivadavia, para muchos estudiantes universitarios o hijos de la “ciudad de los vientos” hace que cualquier “cosa” o palabra relacionada al “pago” haga que digas presente.
Muchos de esos sureños y comodorenses acompañan sentimientos que unen el viento y el terruño, y que históricamente pasó en Buenos Aires con Gimnasia y Esgrima en el básquet de la LNB.
La temporada 2005/06 no fue la excepción, aunque sin saber que tendría un premio especial, ser coronados como campeones por primera vez en su historia.
Organizarse siempre desde cualquier punto de Buenos Aires, Capital Federal o La Plata para ver al “Verde” era excusa, en un 2006 sin Twitter, poco Facebook, mucho MSN Messenger, pero mucho más el mail, sin whattsapp y con mucho celular que funcionaba con tarjeta de llamadas y que valían de más porque tenían el 297 adelante, por el 11 de sus números.
Sin embargo, nada de eso opacaba a los hinchas para organizarse e ir a alentar a Gimnasia, “ir a alentar a Comodoro”, como si fuera un grito de guerra, minúsculo, cuando las raíces quedan atrás y sabes que el “rito” del colectivo a Caballito, la Boca, Núñez o Lanús se hacían habituales.
El equipo de Fernando Duró llegaba de ganar los dos primeros juegos en casa ante Boca y perdía el primero en el Héctor Etchart. Sin embargo, los comodorenses llegaron a Caballito en el colectivo 15 y en el Subte para alentar a la "Magia Verde".
El duelo cuatro de la serie quedaría en favor de Gimnasia, que hizo enmudecer al Etchart y vibró al grito de "Comodoro, Comodoro, eh eh, Comodoro".
Llegaba Ben Hur de visitante, el equipo de Julio Lamas, con Leonardo Gutiérrez a la cabeza y su poderío, con el título de Liga Sudamericana en el bolsillo, aunque el "Verde" le haría pagar caro ese campeonato.
Con el primer duelo para Gimnasia en Rafaela, y el segundo en favor de los rafaelinos, el equipo de Lamas y la serie viajaban a Comodoro, donde quedaría 2 a 1 (81-76) y el cuarto se jugó a estadio lleno.
Los comodorenses de Buenos Aires hicieron una cadena de mails donde se invitaban a la esquina de Avenida Santa Fe y Callao, viejo restaurant Cinema (hoy un McDonalds) y al ver cumplirse el sueño de llegar a la final tras el 76 a 65 del equipo de Gabriel Cocha, Pablo Moldú y compañía, un grupo de amigos se perjuraron viajar a la final, ya que para hacerlo a Rafaela -ante Ben Hur- era muy sobre la hora. La ilusión estaba en marcha…
La locura y el sueño en marcha:
Ricardo Clarke y Marcial Paz fueron dos de los hacedores de una locura que todavía queda grabada en cada charla de un grupo de jóvenes estudiantes (hoy adultos) que respetaron la cadena de mails que databa del 2003 y sumaron contactos, enviaron mensajes de MSN, SMS por celular, llamadas a teléfonos fijos o hasta timbre departamento por departamento para aquellos que quisieran viajar a alentar a Gimnasia frente a Libertad en Sunchales.
Para el primer duelo en el "Hogar de los Tigres", con posterior victoria del equipo de Eduardo Cadillacs, los medios nacionales se preguntaban si los hinchas del "Verde" no acompañarían a su equipo. La tensión de sus hinchas frente al televisor se comía esos comentarios cuando escuchaban tan ligeros de frases, sabiendo que la idea de viajar estaba.
Se hicieron las cuentas del kilometraje, "Caio" y Marcial junto a Joaquín, otro estudiante en Buenos Aires, preguntaron por un colectivo y su precio que iría a Sunchales, donde observarían el partido y regresarían inmediatamente terminado el juego, ya que las obligaciones apremiaban en lo laboral y los cierres de trimestre.
Una reunión en un bar de la Avenida 9 de julio y Avenida Belgrano para cerrar trato y embarcarse en la ilusión, la de ver a Gimnasia y Esgrima en una final de Liga.
Diario Olé comentaba en sus publicaciones que los hinchas de Comodoro no estaban presentes en el Hogar de los Tigres, aunque para el segundo duelo del 20 de mayo, las cosas cambiarían, como el propio resultado de la serie final.
Casi 30 chicos y algún padre que se encontraba en Capital viajaron 7 horas en un pequeño colectivo, aunque luego serían 9, para alentar a Gimnasia por un desvío en la ruta. El diario, el mate, un abrigo y la ansiedad de una locura en medio de exámenes, no importó nada para esos chicos y chicas.
La llegada, tres horas antes del partido, el cacheo de los efectivos de seguridad y un celoso control, hizo que al llegar a las tribunas, un estruendo sorprendiera a más de uno en Sunchales: “Comodoro, Comodoro, eh eh, Comodoro”.
Dicen que los jugadores se sorprendieron al ver al puñado grupo de chicos que había pergeñado la locura de alentar a Duró y sus dirigidos, encima con banderas y “trapos” preparando la popular como si una partecita del Socios Fundadores se hubiera trasladado mágicamente al “Hogar de los Tigres”.
Banderas, tirantes, cintas de tela y cualquier souvenir de color verde y blanco era bueno para cantar por Gimnasia.
Al final, el premio fue la victoria por 99 a 78 del “mens-sana” y el posterior festejo de los jugadores saludando a los comodorenses que festejaron a 2045 kilómetros del Socios Fundadores.
La serie se trasladó al Sur y estos jóvenes, como una locura más, fueron a despedir al plantel al aeropuerto Jorge Newbery, donde le desearon suerte y hasta se llevaron alguna promesa del Gaby Cocha si lograban el título.
Gimnasia conseguiría ganar el tercer y cuarto duelo como local, ante Libertad (93-69 y 95-74).
Luego del cuarto duelo, el grupo de hinchas comenzó a pensar en una nueva locura, regresar a Sunchales, donde el dinero no abundaba y en muchos casos se pidió dinero a Comodoro para ver si podrían lograr dicho anhelo.
La madrugada de ese 27 de mayo, los contactos entre los estudiantes se volvió vertiginoso y cuando se iban a "juntar" pasajeros para dos colectivos de larga distancia, los exámenes universitarios y algunas responsabilidades laborales negaron dicho deseo.
Al final, muchos chicos se quedaron sin viajar y solo 60 jóvenes pudieron llegar a Sunchales, saliendo desde Plaza de los dos Congresos, en medio de una locura con la posibilidad del equipo de Comodoro de ser campeón en el “Hogar de los Tigres” por primera vez.
En medio del viaje, algunos cantaban canciones, otros cosían banderas con caños de plástico y hasta se animaban a pensar en cómo sería un regreso con título de campeón de LNB. Aunque eso debería esperar.
El 29 de mayo y llegados cuatro horas antes a Sunchales, los choferes frenaron frente al Hotel donde se alojaba Gimnasia, con jóvenes y padres que habían llegado manejando, algunos en colectivos de larga distancia y otros en avión para ver lo que sería la chance de campeonar. Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario, Comodoro Rivadavia, Bahía Blanca y Rosario, fueron algunos de los lugares desde donde llegaron los hinchas.
Banderas, papeles, cánticos y aplausos para los jugadores del “Verde” que salieron a la puerta del hotel, sorprendidos y alentando a los propios hinchas que coparon el hall de ingreso.
Finalmente los 200 hinchas que llenaron la tribuna visitante ante Libertad festejaron igual, aunque con el sabor amargo de la derrota (90-86)-
El diario El Patagónico, envió al periodista Ricardo Vargas, quien retrató luego la crónica del partido y un recuadro donde marcó la presencia de los hinchas, al igual que Diario Olé que vivió aquello de que los comodorenses no alentarían a su equipo. Error para la prensa porteña y poroto para los comodorenses que se hicieron sentir como el viento en el Hogar de los Tigres.
El Patagónico en su edición de papel retrató el segundo viaje de los hinchas a Sunchales.
“Te sigo a todas partes”, fue el título del diario en el detalle de los chicos del sur en tierras sunchalenses.
La madrugada del 30 de mayo y de regreso a Capital Federal muchos jóvenes sabían que podrían viajar a Comodoro, aunque otros no y que solo podrían verlo desde algún bar.
“Caio”, por mandato familiar y con dirigentes que habían pasado por Gimnasia, recibió el regalo de su abuela, pudo viajar y tener su entrada para estar en el Socios Fundadores en el juego seis, con la novedad de que el joven Diego Romero completaría la rotación y sin saber que el “Negro” tendría una actuación inimaginable.
Sin embargo, el resto de comodorenses vibraron con el duelo desde sus hogares y otros en el ex bar de “Locos por el Fútbol”, en el corazón de Recoleta, en una noche fría y húmeda.
Charles Jones tomó el rebote, el cronómetro que no dio más y la celebración para un comodorense, desde donde se encontrara, que gritaría por “Gimnasia campeón” en el primer título de su historia.
Mientras tanto…en la “Jungla de cemento”
Los jóvenes en Locos por el Fútbol saltaban de alegría, lo mismo que los que se encontraban en Cinema de Callao y Santa Fe, como los que se fueron comunicando desde sus casas para saber a dónde encontrarse y festejar.
Fue así que en las afueras de Cinema, los jóvenes de Comodoro, con camisetas verdes, el aliento incondicional y ese sentido de pertenencia habían coronado la locura de alentar mientras se cortaba el semáforo saltando y cantando por el equipo de los Cocha, Moldú, Masieri, Herrera, Festa y Duró que a 1900 kilómetros les hacía latir el corazón de felicidad con la consagración en el Socios Fundadores.
Y a 17 años de la gesta deportiva, y en medio de la pandemia por el coronavirus, todavía hay una canción que resuena en cada una de las tribunas del Socios Fundadores, en el Hogar de los Tigres y en los oídos de esos hinchas con un grito: “Comodoro, Comodoro, eh eh , Comodoro”.
Fotos: Liga Nacional de Básquet | Diario El Patagónico | Archivo PDC
Agradecimientos. Caio Clarke