Quién es Martín Villagrán, el técnico de Comodoro que sueña despierto con Gimnasia
Muchos no sabrán que Leonardo Martín Villagrán cuente con menos de 40 años, con cinco campañas al frente del equipo como récord de una institución icónica de la Liga Nacional de Básquet. Como tampoco que se convierte en albañil, plomero o lo que su hogar necesita. Él no se la cree y reconoce que lo colectivo es punta de lanza para lograr objetivos. Conocé a a la persona detrás del personaje público.
por Franco Córdoba
Levantó y vendió quiniela, hizo su casa como un albañil más, trabajó sol a sol con la pala, tenazas, carretilla y hasta le hace a las labores de madera, con una experiencia en armado de muebles de interiores y terminaciones dignas de todo un especialista en la materia.
Amigo de sus amigos, fiel compañero, siempre predispuesto a dar una mano con los demás, a sus hermanos, a sus padres y con sus hijos y su compañera de vida, a quienes extraña cuando sale de gira. Villagrán admite ser una persona normal y común, solo que cuenta con la dicha de ser entrenador de un deporte hermoso como es el básquet.
Algunos amigos piensa que tiene el “método Villagrán” donde apunta al equipo, la unión y el sacrificio. Esas palabras hoy lo llevan a soñar despierto.
La satisfacción del deber cumplido en el “Verde”
“La verdad que año a año ir alcanzando los objetivos como entrenador te da mucha satisfacción y lo atribuyo a la coherencia dirigencial que hay”, indicó en una charla con Pasta de Campeón.
“Poder trabajar con tranquilidad y confianza, la cual hay depositada en un cuerpo técnico y estos jugadores para plasmar esto, temporada a temporada, y que Gimnasia esté un pasito más cerca del objetivo central que se viene buscando hace mucho tiempo es muy grato y no se ve en todos lados”, aseguró.
Cultor del perfil bajo, del trabajo en colectivo, del “nosotros” antes que el “yo”, este ex alumno de abogacía y luego profesor de Educación Física en el Instituto Nacional de Educación Física N° 810 piensa no sólo en una faceta como entrenador como cabeza de grupo, sino que la vida y sus experiencias de vida lo llevaron a tener una sensibilidad que sus jugadores valoran.
A lo mejor ese respeto y valía que ponen en el técnico comodorense haga que muchos de sus “pupilos” hayan jugado con fiebre, lesionados, con problemas familiares y sin embargo apostaron por el “Nosotros”, por el grupo puertas adentro que por las fotos del éxito.
Él le da todo al equipo y a sus colaboradores, siente para muchos de una forma alocada, pero él no pierde de estar con los pies en la tierra. Ejemplo de eso y de la responsabilidad que cuenta en sus hombros fue que dirigió post muerte de su padre, Jorge. El para algunos allegados les dijo que era lo que su padre le había inculcado con su mamá que era siempre cumplir con el trabajo y que así debía ser.
“Los que más genera satisfacción y en este momento de terminar segundos es el funcionamiento colectivo y es lo más importante para alcanzar objetivos”, aseguró.
Una vida, un corazón pintado de “Verde” y los sueños desde chico
Martín Villagrán no esconde y hasta lo marca con seriedad, pero con mucha distancia, la idea de que Gimnasia y Esgrima le transforma la mirada, lo hace pasar por infinidades de recuerdos.
Fue jugador y compañero, construyó una amistad que sabe separar del deporte con Diego Romero -el hoy capitán y símbolo del equipo-, a quien le daba una mano con el bolsito en las giras en esos años como cadetes y juveniles.
Trabajó como monitor en formativas, no faltó a ninguna práctica en el ciclo de Fernando Duró, con Nicolás Casalánguida, luego llegó ser primer asistente de Liga Nacional de Básquet con Marcelo Richotti, Miguel Arcangel “Volcan” Sánchez y de un ciclo muy bueno junto a Gonzalo García, para luego ser cabeza de equipo en sus años junto a Eduardo Opezzo, Claudio Arrigoni y ahora con Raúl Aguilar y Martín Yanguela.
Villagrán siente de una manera muy particular su vida al lado de Gimnasia y a lo mejor las vueltas de la vida, el deporte y su gran carrera profesional que forja a diario lo lleven por diversos caminos, algunos fuera del “Verde” y lejos de su Comodoro.
“Particularmente lo que siento habiendo vivido el 80% de mi vida en el club es una satisfacción enorme. Poder haber dirigido absolutamente todas las categorías, encontrar en el presente deportivo al equipo y uno estar al mando y comandando como entrenador, vuelvo a repetir, es un orgullo inmenso”, indicó.
“Yo soy un agradecido a la dirigencia por el voto de confianza, a los jugadores, al cuerpo técnico, el Cuerpo médico, por cómo nos brindamos cada uno de los que somos parte de la familia de Gimnasia y Esgrima. Eso hace que hoy el equipo y la institución tenga este presente y que nos permita ilusionarnos y soñar con algo más grande, que es el objetivo colectivo que estamos buscando”, cerró.
Villagrán ya dejó de hablar con Pasta de Campeón, se encontró con sus hijos y los hace jugar y reír mientras descansa de una jornada de doble turno. El viento le impide ir a la plaza para hacerlo en los jueguitos y hamacas, pero de todos modos, como aquel entrenador que piensa en doblegar a una defensa rival, analiza en la sonrisa de los suyos, aún como cuando las cosas no salen bien, como sucede en un equipo. Porque de sueños, risas y de momentos complejos también es la vida, para un entrenador que vuelca la vida misma al deporte, difícil en los tiempos que corren pero siempre despierto.
Foto principal: Federico Levita - Prensa San Martin