Ayer anunció su separación la banda “De la Gran Piñata”, una de las buenas apariciones en el rock nacional de los últimos tiempos, aunque poco se conocen por querer mantenerse bajo la sombra. Poesía fresca que no fue del todo conocida. La banda de rock barrial más flordista de la actualidad.

Por Pablo Soto

1:35 de la madrugada. Leo un mensaje de mi amigo Sebastián que había dejado pendiente de la tarde. "Se separa La Piñata" me decía. Y uno, que ya está grande para algunas cosas, sigue incrédulo para lo que duele. Navega y confirma las dos cosas: que ya es edad de empezar a mirar los dolores de frente y que, efectivamente, De la gran piñata, uno de los dos (el otro es Acorazado Potemkin) vientos frescos que cada tanto hacen crecer al rock, se había separado. Decía la banda en Instagram "Hoy anunciamos que nosotros no vamos a seguir tocando pero La Piñata va a seguir existiendo mientras haya alguien en el mundo que un miércoles cualquiera, levante su copa y brinde por las cosas que valen la pena".

Hace varios años una alumna apareció con "Veredas". Tenía que buscar canciones que, según lo que habíamos visto, representen la estética del Grupo Boedo y del Grupo Florida.

Apareció entonces con esta frase: "es 29 y febrero le arranca el hígado a los distraídos/pero cuando unos ojos te miran así/difícil darse cuenta de qué lado se agarra el puñal". Ignorante, y antes de preguntar si esos versos se ajustan a la poesía de Florida o de Boedo, yo le pregunté de quién eran. Es que fue tal la impresión que me causaron que necesitaba saber quién escribía algo así, quién había hecho una canción con esa poesía. Mi alumna me contestó. Y entonces descubrí a la banda de rock barrial más floridista de la actualidad.

Metáfora novedosa, tono y ritmo intenso, imágenes sobre imágenes sobre imágenes, una nueva mitología barrial, una nueva forma de percibir el mundo, la disponibilidad del lenguaje para crear nueva experiencia del mundo, el arraigo a temas mundanos (la calle, el atardecer, los bares, los jardines, la noche) eran las matrices de la literatura del llamado Grupo de Florida que tenía a Borges y a Girondo a su cabeza. Urbanos, cosmopolitas se le animaban al lenguaje poético para despertar las conciencias. Se oponían, más por astucia propagandística que por diferencias estéticas, al grupo Boedo: barrial, marginal, realista, serio, combativo, socialista.

¿Cómo explicar que una banda que hace rock barrial (boedista) es profundamente floridista?

Bueno, simple. Porque su poesia es una nueva experiencia. Es la confirmación de que la experiencia barrial no se agota en el mero paisajismo intoxicado sino que se expande y se hace palpable mediante la aparición de un nuevo lenguaje. Las drogas, la calle, el terror, el amor, la pobreza, el olvido del poder, la represión, tópicos del rock barrial, están en La Piñata imaginados en clave poética. Aún las canciones más intimistas y emotivas son de una profunda convicción en la palabra.

Entre "Miércoles", su primer disco y "El principio de todo", paradójicamente, el último, se derrama  una catarata de poemas musicalizados.  Cada disco es una unidad poética, musical y sonora. Y todos los discos juntos constituyen la obra completa de una nueva sensibilidad en el rock.

Es "Escalofríos", segunda canción de su primer disco, la síntesis de toda su obra y vale la pena transcribir el poema:

"Esta noche huele a escalofríos

Y a motín descorazonador,

Huele a pez espada en las costillas

Y a caballo blanco en mi cabeza.

Esta noche vuelven tus palabras

Afiladas con comodidad.

No quiero ser parte de tus "abracadabra"

Ni de tus jueguitos de "a ver quién aguanta más sin pestañar".

No soy quien te está jodiendo el puchero y vuelve de cero.

Quizá, mi amor, estés apuntando el cuchillo a sombras sin brillo.

Soy quien se quita el sombrero ante tu presencia...

Soy quien se quita el sombrero incluso en tu ausencia."

Borges hubiera hecho pogo con nosotros, Seba. Mi alumna se sacó un 10 y el rock se sienta a ver cómo calma el viento, cuando más tiene que soplar.