Andrés Aguilar es uno de los máximos exponentes del ajedrez comodorense desde hace muchos años. Fue campeón local, provincial y el año pasado cumplió el sueño de jugar la final del histórico Campeonato Argentino Nacional, que lo disputan los 12 mejores del país. Aunque este deporte hoy está en la boca de todos por la serie de Netflix Gambito de Dama, Aguilar representa a la provincia por el Mundo y lucha por popularizar esta disciplina en la capital petrolera. Ésta es su historia.

Gambito de Dama es la serie furor de Netflix en estos momentos. Hoy en día, esta historia ficticia hizo que explote el ajedrez en todo el Mundo y que aumente la curiosidad por este deporte. La miniserie sigue la vida de una huérfana prodigio del ajedrez, Beth Harmon, quien busca convertirse en la mejor jugadora del mundo mientras lucha con problemas emocionales y dependencia de las drogas y el alcohol.

El boom que despertó esta serie hizo que el deporte se difundiera popularmente, pero en Comodoro Rivadavia hay personas que desde años viven y sienten el ajedrez con pasión. Este es el caso de Andrés Aguilar, uno de los máximos exponentes a nivel chubutense, quien fue campeón local, provincial y finalista del campeonato argentino nacional.

Pasta de Campeón charló mano a mano con Aguilar para conocer su historia en este mundo que hoy está en boca de todos. "Arranque jugando fútbol en el barrio. Mi mamá me insistía que vaya a ajedrez al Domingo Savio porque mis vecinos Julio Haros y Sergio Barría iban y yo me quedaba solo en casa. No me interesaba pero tuve que ir igual. Tenía 7 años", comenzó explicando Andrés.

"Me fascinó enseguida. Podías competir de igual  a igual con gente de cualquier edad en igualdad de condiciones. Me di cuenta que tenía facilidad y me atrapó fácil. Fue muy importante el estímulo que había recibido por parte de mis padres de chico, que me incentivaban con temas de matemática", recordó.

Al poco de empezar en la disciplina, salió segundo de su categoría (sub 10) y clasificó a su primer Nacional, en Villa Allende, Córdoba. "Nunca había viajado. Fue una sorpresa.  Mi profesor fue a contarles a mis padres que me había clasificado y la federación se hacía cargo de todos los gastos. Poder viajar fue otra gran motivación  porque veía que con al ajedrez podía conocer lugares", comentó.

Lo que no muchos saben de este deporte, es que aparte de entrenar jugando partidas, se debe estudiar mucho para poder desenmarañar todas las posibles acciones de juego.

"A los 10 años tuve mi primer libro. Me lo regaló un jugador chileno que fue olímpico (Hugo Frey).  Con ese empecé a estudiar y también con revistas que me compraba y regalaba Segundo Maldonado. No tenía nivel de comprensión, pero sí ganas y le metía muchas horas leyendo".

Otro momento importante en su vida fue toparse por esas casualidades del destino con un lugar donde se respiraba ajedrez en los ratos libres. "A los 13 años pinché la rueda de la bici en el José Fuchs, frente a la Escuela 13. No sabía qué hacer, vi un taller y fui por ayuda.  Cuando entré había un tablero de ajedrez, le pregunté al dueño si jugaba y me dijo que sí. Él es Mauricio Saavedra. Me invitó a jugar y pasé un verano encerrado ahí. Eran 8 personas que trabajaban en distintos ámbitos y pasaban durante el día  a tomar  mate y jugar alguna partida. Yo le quería ganar a todos.  Para mí en aquel momento era una final del mundo", recordó.

Con los logros que iba obteniendo se iba exigiendo cada vez más y su ambición por mejorar lo llevó a los 14 años a ganar la primera categoría de Comodoro, aunque la mayoría de los competidores no eran los mejores del momento. Ser un campeón cuestionado, lo hizo seguir en la misma línea y dos años más tarde reafirmaría su gran nivel al obtenerlo nuevamente ya con todos los jugadores mayores compitiendo.

"Ahí clasifiqué a  jugar mi primer Abierto Internacional en Mar del Plata. Uno de los más tradicionales e importantes de Argentina. Lo han jugado campeones del mundo y se hace desde 1960. Estaban los mejores de Latinoamérica. Vi personas que conocía por libros y revistas. Fue un momento sagrado para mí ", admitió.

Andrés siguió viajando y aprendiendo de los mejores. También se dio cuenta que la vida del ajedrecista profesional era muy dura porque solo percibía dinero si ganaba el torneo, pero antes de eso debía costearse todos los gastos sin saber si podría recuperarlos. Hasta 2003 jugó sin cesar y luego bajó un cambio ya que empezó su carrera de Contador Público.  Pero años más tarde (2006), comenzó a entrenar nuevamente y se dedicó a transmitir su sabiduría. Eso le permitió juntar dinero y viajar a competir. Estuvo muy cerca de conseguir el título de Maestro Internacional, pero no pudo. Sí sigue siendo Maestro FIDE.

Como profesor, también vivió una situación muy gratificante ya que con su alumno -hoy amigo- José Ignacio González Giménez viajó al Mundial de Turquía para que él dispute el certamen Sub-10. En aquél momento, Aguilar tenía 22 años. "Fue una locura. Me avisaron dos días antes que viajaba. Había dinero para costear dos pasajes y los padres decidieron que viaje yo con él. Fue mi primera experiencia en avión y no conocía nada. Recuerdo que mi madre lloraba porque me preguntaba si tenía dimensión de lo que estaba sucediendo. Debía hacerme cargo de un chico de 10 años. Si tomaba dimensión, no iba. Había hecho tantas locuras por el ajedrez, que una más no cambiaba la escena", contó.

Otra de esas cosas inentendibles que hizo fue irse sin dinero a muchos torneos por temor de pedirle a sus padres y tengan. Si eso sucedía, no viajaba. Siempre se las ingenió para ahorrar e ir. "Muchas veces paraba en el CENARD. La primera vez que fui vía Chubut Deportes  Después sabiendo que había muchas camas disponibles iba y me presentaba por Chubut deportes. A veces llegaba despeinado, sucio, para que no pregunten demasiado. Así muchas veces me ahorraba la estadía".

Sobre el boom de la popular serie de Netflix, Gambito de Dama, el jugador de Comodoro comentó que “la serie esta buena, me gusto, está basada en una ficción. Crecieron las consultas en las federaciones y fue como un boom. Le agregaron historias de jugadores de verdad y también las posiciones que juegan en la serie fueron partidas reales de maestros de ajedrez. Acá en el club volvieron algunos jugadores que se motivaron con esto, representa algunas cuestiones del ajedrez. Estuvo muy buena”.

El año 2019 fue un año destacado para Andrés. El comodorense viajó a Gibraltar para disputar el Wimbledon de ajedrez, el abierto más importante del mundo con cuatro jugadores patagónicos. Además, este mismo año clasificó entre 90 para jugar la final del Campeonato Argentino. Clasificamos siente y se sumaron siete del Campeonato Olímpico. “Ahí cometí un error, porque lo viví como un sueño. Respeté mucho a los rivales, no creí que estaba en el nivel. Con la experiencia lo encararía de otra manera porque vos tenés que creértela en estos torneos”, comentó.

Por último, el comodorense comentó que "a veces se cree que no se tiene talento para llegar, pero si lo disfrutas y le encontrás el placer es hermoso. El ajedrez me abrió al mundo. Hay que estar convencido. No estar pendiente de lo que piense otro”.