Su documento asegura que nació en 1965 en la provincia de Córdoba, pero no aparenta que en abril próximo llegará a las siete décadas. Su pasaporte confirma que una de las cosas que más hizo en su vida fue viajar por el mundo disfrutando de lo que ama: el carrovelismo.

Oscar Coria llegó a Comodoro Rivadavia en 1975 para jugar un torneo Regional de fútbol con Huracán, y si bien algunos aseguran que tuvo chances d jugar en Newell's Old Boys, su destino estaba en el sur del Chubut con una disciplina totalmente diferente al fútbol. A la pelota con viento muy pocos quieren jugarlo, en cambio con el carro a vela te sentás a esperar que Eolo aparezca para ser feliz.

El cordobés se radicó en Rada Tilly donde formó su familia junto a Graciela y sus hijos Rodrigo y Esteban. Trabajó en el petróleo, en equipos de pulling hasta el 2013 que logro jubilarse para disfrutar su vida junto al carrovelismo que le permitió conocer muchos amigos de España, Portugal y otros países.

En 1983, cuando ya estaba alejado del mundo del fútbol, vio por primera vez un carro a vela en la arena de Rada Tilly. El "loco" que andaba no era ni más ni menos que Pablo Reyes, el pionero de la actividad en el sur de la provincia, y Oscar se interesó. Fue tanto el tiempo compartido que se hicieron grandes amigos, y fueron dos de las personas que más empeño le pusieron a la Asociación Patagónica de Carrovelismo, con la que en 1986 fueron anfitriones del primer Campeonato Sudamericano en la región, y hasta se dieron el gran gusto de organizar un mundial en Rada Tilly, en el año 2008, con más de 150 carrovelistas que llegaron de todas partes del mundo.

"Vi el carro en la playa y dije a esto lo hago en un abrir y cerrar de ojos, si ya tengo la máquina de soldar en mi casa, y me embale", contó Oscar Coria en una entrevista a El Patagónico tiempo atrás sobre sus inicios.

La pasión del cordobés fue creciendo a pasos agigantados por esta disciplina y eso hizo que el entusiasmo lo lleve a salir campeón de la Clase 3 (la mayor) en 1990 en la provincia de San Juan, donde la marca de cigarrillos Marlboro presentaba una puesta en escena con invitados como el expiloto de Fórmula 1 Carlos Reutemann y Karina Rabollini, top model de aquel entonces que era contratada como promotora.

Oscar asegura que de un tiempo a esta parte, tomó al carrovelismo como un estilo de vida, pero no pasa por los resultados. Eso ya quedó atrás, en los primeros capítulos de su larga trayectoria de cuarenta años.

"Yo quería salir campeón argentino. Laburé y salí campeón argentino. De ahí en más, empecé a hacer carrovelismo por placer, por viajar y conocer. He conocido todo España, todo Portugal. Y ahora voy a diferentes lugares porque me voy a encontrar con los de Brasil, con los de Chile, con los de Viedma, con todo el grupo de amigos que fui cosechando todo este tiempo", asegura sonriente.

LA ULTIMA AVENTURA: RECORRER CON AMIGOS 650 KILOMETROS EN BRASIL

Hace una década, Oscar había intentado hacer una travesía de 500 kilómetros junto a su hijo Rodrigo, y otros chicos pero no pudieron completar el recorrido en Brasil. Sin embargo en diciembre pasado volvió a intentarlo y lo logró, obteniendo una satisfacción enorme.

"La travesía por Brasil consta de 500 kilómetros, pero nunca la pudimos completar. Con Rodrigo (su hijo) hicimos una vez 170 km y después con otros chicos que llevé hicimos 250. Arranca en Mostardas y termina en Chui. Hasta ahí se llega con carro a vela. Se cruzan ríos con los carros en los hombros, es una verdadera travesía. Un día cruzamos en balsa porque estaba crecido el río", contó Coria quien en diciembre pasado logró completar el recorrido, sumando así una historia más para contar a su extensa carrera deportiva.

Sobre lo que fue la aventura pasada, pero también sobre su próximo desafío Oscar Coria le contó a ADNSur y Pasta de Campeón que "fueron en total de 650km. No se pudo llegar a Chui por un problema de la arena que te 'chupaba' los carros, y dimos la vuelta. Pudimos completar el recorrido pero regresando a un paraje anterior, es decir hicimos el total de kilómetros pero no llegamos hasta donde queríamos".

La travesía la comenzó junto a tres brasileros pero terminaron el trayecto más del doble porque se fueron sumando en el recorrido. "Hicimos 70km por playa, y se largó a llover. Estuvimos dos días ahí esperando que cambie el clima. Esta travesía era sin apoyo exterior, cada uno se llevaba su carpa, su bolsa de dormir y su comida. Cuando pasó la lluvia, salimos y se sumó un piloto más de la zona hasta Mostarda, y se iban sumando pilotos. Dos veces agarramos cerro porque no había playa, y teníamos que bajar con los carros al hombro", contó sobre su experiencia Oscar Coria.

El total del recorrido se fue haciendo por etapas, y teniendo en cuenta el clima y la geografía del lugar. "Fueron días diferentes, un día hacías 70km, otro día hacías 130km y así avanzamos hasta la parte final. Completamos 11 carrovelistas que se sumaron de Río Grande Do Sul y de ahí hasta el faro de Santa María se puso feo para seguir recorriendo. Ahí decidimos volver con el viento a favor. Fue algo hermoso, muy lindo, con mucha camaradería", contó.

La travesía tuvo sus momentos inesperados, pero la experiencia pudo más y supieron sortear las dificultades y resolver los inconvenientes. "Había que cruzar ríos y arroyos a veces con el agua hasta la cintura, pero así era la aventura. Cuando se rompía un carro, lo arreglábamos nosotros y seguíamos. Tuvimos que transportar un carro que se rompió, llegamos hasta la próxima localidad y fuimos a una carpintería, se armó la pieza, y seguimos. Fue todo así, hermoso. Si tengo la chance de repetirla, la voy a organizar de nuevo", aseguró sin dudar.

LA PELEA CON AEROLINEAS ARGENTINAS Y LA FALTA DE GESTION

Oscar desde que comenzó a viajar por el país primero y luego por el mundo siempre tuvo un problema, que a esta altura de su vida ya lo tiene agotado y es el traslado de su carro. El bolso no es grande pero siempre debe abonar un plus, y él entiende que es un deporte el carrovelismo y que no se debería cobrar.

"Lleve mi carro hasta Buenos Aires y de ahí en colectivo. Tuvimos que pelear con la aerolínea porque me querían cobrar la diferencia por un carro que pesa 25 kilos, y no es así. Voy a representar a Chubut y a la Argentina y te quieren cobrar. No es así, y tuvimos que pelear para que el carrovelismo sea tomado como un deporte internacional. El bolso tiene 1,20 por 0,20 de ancho y 0,70 de alto. Es más chico que un carro de golf o un kayak pero como no está contemplado en ninguna planilla nos hacen pagar aparte una bolsa de pesos que te quita las ganas de viajar a veces", explicó el carrovelista.

Sin dudas, eso no será impedimento para seguir viajando pero sin dudas molesta. Y como muestra de que seguirá disfrutando de otros lugares, adelantó su próximo objetivo. "No tenemos fecha confirmada pero la idea ahora es hacer el Salar de Uyuni en Bolivia. La tengo en mente con los muchachos de Brasil, pero hay que llevar más cosas, hay que llevar agua potable por ejemplo que allá no hay. Ojalá podamos hacerla y seguir disfrutando del carrovelismo", aseguró el cordobés que vino por el sueño de ser futbolista y se convirtió en uno de las carrovelistas que hizo historia con la fuerza del viento patagónico.