La pasión que se hereda y un sueño cumplido: la historia de los Panquilto, que correrán juntos en los Renault 12
El concejal Marcos Panquilto (40) es bicampeón de la divisional y volverá este año a competir, luego de seis temporadas ausente. Compartirá la grilla con su hijo Abel (19), quien corre desde hace dos campeonatos.
El taller ubicado en km8 tiene el auto de carreras de Abel Panquilto desarmado, a mano izquierda cuando apenas ingresas por el portón de chapa. Marcos tiene el mate y el termo de Petroquímica listos para charlar de la vida y del automovilismo, que para ellos son sinónimos.
El concejal Marcos Panquilto, que el jueves cumplirá 41 años, decidió volver a correr en una categoría donde fue feliz. En el año 2010 y en el 2013 salió campeón, y luego de un parate de seis años confirmó su regreso, y compartirá la pista de los autódromos con su hijo Abel (19) y cumplirán un sueño.
Marcos ceba el primer mate, lo convida y comenta que dejó de correr en el 2019. “La última categoría fue el TC Austral, corrí algunas fechas y luego le vendí la Chevy a Enrique Verde y me quedé sin auto de carrera”, contó el concejal que preside el Bloque Arriba Chubut del Concejo Deliberante de Comodoro Rivadavia.
Sin dudas que el 2022 fue un año que marcó un antes y un después en la familia cuando Abel cumplió 16 años y le regalaron un R12. “Y cuando le regalé el el auto, él (por Abel) no lo podía correr todavía porque era chico, y fuimos a Trelew donde yo corrí una para probarlo”, recordó Marcos.
Los recuerdos aparecen de forma continua en la charla amena con los Panquilto, y las risas hacen eco en el galpón ubicado en km8. “A mitad del 2008 empecé a correr yo", recuerda Marcos quien el próximo jueves cumplirá 41. "Le compre el auto a Walter Díaz de Quintana que me lo preparaba Lucas Rígoli y luego me lo preparaba Walter y mi primo. Salí campeón en 2010 y en el 2013”, afirmó mostrando credenciales y dejando en claro que vuelve con dos estrellas a la divisional.
Abel, que lo mira atento mientras escucha su relato afirma: "yo tenía 5 años en el 2010, me acuerdo pocas cosas pero por ahí se ven fotos o videos rompiendo las bolas en el taller y en el autódromo. Ya a los 5 años me ponía los guantes y el casco, y eso lo mamé. Siempre me gustaron los autos a mí”.
En el 2023 comenzó a escribir su historia Abel, y al igual que su padre fue en la competitiva monomarca Renault 12 Chubutense. “Fuimos sumando de a poco, de menos a más. Nunca corrí en karting. De manejar en calle al autódromo derecho, una vez fuimos a Trelew con el auto y me dijeron: hacé lo que vos puedas, y fuimos mejorando”, recordó Abel sobre sus inicios.
Con Marcos alejado de los autódromos, el asesoramiento y el acompañamiento para Abel fue constante. “Cuando yo arranqué mi viejo me dio tranquilidad, y me dijo: acá esto es como el boxeo. Yo te puedo decir muchas cosas, pero cuando se cierra la puerta estas vos solo, como cuando en el ring te sacan el banquito. Siempre me decía que en los frenajes, frene antes. Es mejor quedar corto que entrar pasado y fui probando hasta encontrarle la mano en estos dos años”, admitió el joven de 19 años.
El mate queda colgado en la mesa. No se sigue, y Ariana Panquilto, sobrina de Marcos y prima de Abel, y actual jugadora del plantel de fútbol de CAI toma la posta. Le renueva la yerba y sigue la ronda para que el relato no se corte.
“Creo que lo mejor que viví en estas dos temporadas que llevo en el automovilismo lo mejor es cómo gané mi primera carrera. No me lo voy a olvidar nunca a eso, fue acá en Comodoro y con toda mi familia y amigos. Largué tercero y en la primera vuelta quede primero, después me pasó Jesús Sugman, lo seguí de cerca toda la carrera y me daba cuenta que en la trepada de Mottino mi motor tenía más hasta que en el ingreso a la recta me le tiré por afuera en la última vuelta, fuimos a la par, y la gané por 15 milésimas”, contó con los ojos brillosos Abel.
UNA PASION QUE SE HEREDA Y SE VIVE EN FAMILIA
Marcos se prende un cigarrillo, y con la primera bocanada de humo asegura que “para nosotros es una pasión el automovilismo. De chico los acompañaba al ‘Ronco’ Frcovich corriendo a los Hot Rod en el autódromo. Siempre estuvimos ligados al automovilismo hasta que Marcelo (Otero) comenzó. Allá cerca del 2005 fui de acompañante de él, y cuando me permite subirme me gustó mucho más. Lo acompañé al ‘Ronco’ y también de ‘Paquin’ Iparraguirre, fui de copiloto dos fechas con el Fairlane de Ferrante hasta que me dije: quiero tener mi auto y arranque con auto campeón”.
El “Mono” también recuerda como fue cuando comenzó a correr, y sin haber pasado por el karting. “Mis inicios también fueron complicados, y más que soy ansioso. Dos vueltas y tres trompos. Aprendí mucho de Marcelo Otero siendo su copiloto, y también de Frcovich y de Iparraguirre”, admitió.
Marcos reconoce que no es lo mismo si venis de la escuela del kárting, algo que Abel tampoco lo tiene. “Yo creo que a los chicos se les hace más fácil. Antes si no venías de ser copiloto o del mundo del karting es muy difícil. Yo quedé sorprendido cuando Abel empezó. El se adaptó muy bien, dio como cincuenta vueltas y cuando la probé yo quedo a dos segundos, nada mal para serla primera prueba”
La confianza de Marcos a su hijo cuando se sube al auto es total, pero la procesión y los nervios van por dentro. “Cuando estoy abajo y corre él, es difícil. Me pongo nervioso, y este año será diferente. Uno conoce los riesgos del automovilismo, y confiar en lo que él puede hacer”
Esta temporada 2025 compartirán la mecánica del ‘chueco’ Ruiz. "Yo me saco el sombrero por su trabajo, el año pasado salió campeón Fede Turrez que es del equipo, y Abel ganó tres carreras, y llegó con chances matemáticas”, subrayó Marcos.
CORRER A LA PAR Y SIN APUESTAS A LA VISTA
En la mesa del galpón, padre e hijo están frente a frente, y cuando se pregunta si habrá apuestas, Abel se ríe y hace un silencio. El “Mono” lo mira a los ojos. “Apuestas…no sé (risas). No creo que haremos apuestas, porque esto es para divertirse pero a mi me gusta ganar, y a él también. Jugamos al truco y queremos ganar los dos. Va a estar bueno, y ojalá Dios nos de la suerte de poder definir una carrera con él, lo haría al límite obviamente pero siempre de manera limpia, sin golpearnos. Sería algo hermoso. Y que él me gané también sería muy bueno, y estaría orgulloso de eso”.
Lo que queda claro es que ninguno de los regalará nada arriba del auto en la pista. “No sabemos si lo vamos a correr o lo vamos a tener en los espejos. El es un zorro viejo, tiene dos campeonatos y sabe cómo se corre. Creo que ese día ya me puedo morir tranquilo. Estar los dos en la misma categoría es un sueño cumplido”, confesó Abel con una carcajada pero con la idea clara de cómo es el tema.
Por su parte, Marcos reflexiona sobre el momento que se vivirá el próximo8 y 9 de marzo en el autódromo General San Martín cuando compartan el box. “Yo creo que cualquier padre sueña con compartir algo así. Nosotros a esto lo compartimos en el taller y en el autódromo pero correr los dos y estar en la pista, será algo especial”.
La charla sigue sin grabador. Ambos posan para las fotos de PDC, y de inmediato se ponen a correr el auto. Hay que sacar las cubiertas y empezar de a poco a armar el R-12 de Abel. La máquina del “Mono” está en lo del “Chueco” Ruiz. Abel le despega el número de los laterales a su auto, y ambos comparten en el taller del fondo de la casa mucho más que la pasión por el automovilismo.