Por Maxi Ignao - Pasta de Campeón

“Curly” está ligado al rugby desde sus 12 años. Fue jugador y siempre colaboró con las juveniles de su club. A su vez, cuando viajó a estudiar a Buenos Aires trabajó durante siete años junto a la URBA y la UAR, donde sembró amistades que perduran en el tiempo.  Después de analizarlo, Castro inició una nueva aventura y buscó nuevos rumbos. El 5 de enero, con una primera escala en Miami se fue a visitar a su amigo Juan. Ahí estuvo colaborando en el rugby infantil de Okapi Wanderers Rugby de Miami. 

Sobre esas semanas en los Estados Unidos, recordó: “Fue mi primera experiencia con el inglés y en el extranjero. Todos quedaron muy contentos. De Boca Ratón me quedó una  linda anécdota. Estaba de árbitro y  una mamá del equipo contrario se acercó a agradecerme porque en cada parada del juego explicaba el porqué del párate y qué tenían que mejorar. Fue la primera vez que me pasó algo así en el rugby. Me dice ‘gracias por enseñar y tu docencia hacia los niños, estamos muy agradecidos’. Evidentemente en Argentina vamos por el buen camino de cómo nos transmiten el rugby, es algo que no tenemos que perder”, añadió.

El 23 de enero, Curly partió a su destino. Lo esperaban las tierras irlandesas, a donde se fue a estudiar inglés, trabajar y ser profe de rugby. Allí se instaló en la ciudad de Killarney en la provincia de Munster, donde predomina el Gaelic Football,  pero el rugby está en todos los pueblos del condado. 

Del trabajo con la ovalada, recalcó: “aquí estoy en el Killarney RFC asistiendo a la under 14 y under 16, más en U14 ya que puedo ir a todos los partidos y en U16 sólo puedo ayudar en el entrenamiento porque los domingos trabajo”.

“En M14 me lleve una grata sorpresa, primero no se enfocan en las destrezas del jugador, segundo empujan en el scrum 1 metro 1/2 y los partidos son muy duros. Acá a los jugadores comienzan a desarrollarlos a partir de los 16 años. Llegamos a la final de conferencia. Los chicos son los que me ayudan a mejorar mi inglés práctica a práctica y los entrenadores están contentos con mis aportes. Nosotros somos muy sentimentales y eso lo hacemos notar afuera”, agregó. 

Los valores aprendidos en las tierras del sur, lo acompañaron siempre y las pone en práctica en todo momento. Y lo refleja con sus propias vivencias. “En un partido que perdimos de visitante limpiamos el vestuario antes de irnos al tercer tiempo y la gente del equipo local quedó muy sorprendida. Les dije que es un deporte donde también tenemos que transmitir valores”, contó.

Su paso en Buenos Aires, trabajando para la Unión de Rugby de Buenos Aires y la UAR, le dio la posibilidad de generar amistades con exponentes del rugby nacional y eso lo ha llevado a conocer a grandes personajes de la disciplina a nivel mundial. En Irlanda, por ejemplo, está en contacto con Greig Oliver, que es uno de los entrenadores de Munster.

“Ron Sutherland, un amigo escocés, me contacto con él. Greig me aconseja siempre, me voy a encontrar con él en Limerick en la casa de los Munster.  Voy a seguir aprendiendo y  seguir capacitándome. Los irlandeses son personas muy hospitalarios y agradables”,  enfatizó Curly.

EL MUNDO DEL RUGBY

Su estancia en Europa también le permite volver a verse con algunos viejos amigos, pero lamentablemente no con todos. El 19 de marzo, el mundo del rugby se conmocionó. Los argentinos nos desayunamos con la noticia de que Federico Martín Aramburu había sido asesinado en Francia. El rugbier que supo vestir la camiseta de Los Pumas en el mundial 2007 -donde Argentina se quedó con el tercer puesto-, tenía una relación de amistad con Walter y por eso había estado en dos oportunidades en el Seven Playero de Rada Tilly.

“Para mi fue muy dura la noticia de mi amigo. Él siempre estuvo al lado mío en esta decisión y en esa semana previa a lo sucedido estábamos planeando volver a vernos, pero el destino quiso que no sea así”, expresó.

Hace días atrás Curly sí se reencontró con Felipe Contepomi en Dublín, que es parte del staff de entrenadores de Leinster, donde también jugó varias temporadas. De esa experiencia, remarcó: “estuve tres días en su casa donde compartí momentos con su familia. Hablamos mucho de rugby y me explicó bien cómo es el rugby aquí en Irlanda. También cómo se trabaja en el alto rendimiento en su club, uno de los mejores equipos de Europa”.

“Él arranca todos los días a las 6 de la mañana. Es un fanático, está en todos los detalles de los backs. Fue una vivencia muy enriquecedora. La última vez que habíamos estado juntos fue en Comodoro cuando Argentina XV jugó contra USA por la final del torneo de las Américas en 2017”, sumó.

La temporada rugbistica en Irlanda ya finalizó y comenzó la etapa de rugby touch, muy tradicional por aquellos lados. “El mayor desafío viene en la próxima temporada que comienza en septiembre. Estoy muy feliz en Killarney RFC me hacen sentir como en casa y eso hace que todo sea más llevadero”.

Uno de los motores del deporte del rack y maul, es la perseverancia, no bajar los brazos y pelear por sus sueños. La historia de “Curly” es el claro ejemplo de sacrificio y de no tener miedo a abandonar la comodidad de un trabajo y reinventarse e ir por más. No hace falta ser el mejor jugador, entrenador o dirigente, sino las ganas de devolver al rugby todo lo que le dio.  

Por último, “Curly” agradeció: “primero a Bauti, mi hijo, que se quedó allá estudiando.  Espero verlo pronto. También a la mamá de él, Laura, que nunca se opuso a esta oportunidad. A mis viejos, hermana, sobrina, a mis amigos que de una u otra manera están siempre y a una persona que no puedo dar nombre también gracias. A mi querido Chenque Rugby donde me inicié en el rugby y es la extensión de mi casa. Y a la Unión de Rugby Austral  donde también me ayudaron a crecer como entrenador. Gracias a todos”, sentenció, el comodorense que se animó a soñar y buscó otro destino.