La tierra colorada engalana parte del paisaje de ese pueblo donde los pobladores te guían para seguir camino al límite con Brasil: “Tenés una bajada, después hay una subida y te vas a encontrar con la barrera y ahí pasas”. 

Este pueblo es el punto más oriental de Argentina en el mapa, y fue testigo de los primeros pasos de ese niño travieso que molestaba a sus tres hermanos más grandes en busca de jugar con la pelota, aunque le gustaba prender fuego los pastizales secos. 

El canal braileño O Globo era el compañero para esas épocas en la cuales no existían las multicámaras de señales satelitales pero sí los Zico, Sócrates, Tonino Cerezo o Telé Santana que estaban “de aquel lado de la frontera” y entretenían a chicos y grandes, y hasta donde algunos los copiaban, aunque “de este lado” la AM acompañaba tardes y noches de fútbol y automovilismo. 

Romero y una noche consagratoria ante Racing, el club de sus amores

Cruzando la frontera los esperaba Dionisio Cerqueira, estado de Santa Catarina, pegadito a Barracada (Barranca Grande) en Paraná, ambos divididos por postes de luz para realizar las compras y pasear, ya que a principios de los 90 el cambio favorecía a los argentinos. 

Bernardo de Irigoyen fue testigo de la infancia de un niño que luego se calzaría el buzo con el “uno” en su espalda, no sólo en Sudáfrica 2010 sino, paradójicamente, en Brasil 2014, el terrunio al que él cruzaba por la barrera. El mismo que este miércoles con la camiseta de Boca dejó sin semifinal de Copa Libertadores en una tristeza inolvidable, donde sus ojos vidriosos y el corazón estrujado vivió en primera persona una lluvia de insultos.

Romero, artifice que Argentina regresara a una final mundialista tras 28 años, ante Holanda en Brasil 2014.

Tal vez su mentalidad de fierro, la misma capaz que lo llevó a demostrarle a todo el mundo que no llegaba a “robar” a Boca y que estaba vigente. La misma que lo llevó al “focus” y tener la templanza de estar listo para los penales ante Racing en el mismísimo Cilindro. En el mismo lugar donde hacía 16 años se despedía de sus hinchas tras 4 partidos en su carrera con la casaca “celeste y blanca”.

¿Cuándo comenzó el amor por el arco y quién fue la clave?

Sergio Romero comenzó a tomarle el gusto al arco cuando su hermano Diego, en las soleadas siestas misioneras le pateaba a quemarropa en los improvisados arcos.

Diego y Sergio Romero en siestas de su Bernardo Irigoyen natal

Fuerte y sin que se quejara, “Checho” era “el benjamín” que seguía los pasos de su tercer hermano, el que le seguía en edad, que terminó defendiendo los colores de la selección argentina de básquet, capitán y símbolo de Gimnasia y Esgrima de Comodoro y hoy en Náutico de Rada Tilly.

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Del Instagram de adnsur

Un día un amiguito de jardín le pidió que ataje en su equipo. El "gurí" (como le decían) era desgarbado y bajito de estatura decidió que su buzo de portero era para Sergio, pero cuando el morochito y con peinado con jopo se lo puso le quedaba corto por donde se lo viera, tanto de brazos como de cintura.

En tanto que sus hermanos, Diego “el brazuca” como le decían puertas adentro de Bernardo de Irigoyen por nacer el 7 de septiembre, Día de la Independencia brasileña luego terminó defendiendo los colores de la selección argentina de básquet. Mientras que Marcos y Oscar, más grandes, jugaban en los playones de Gendarmería Nacional mientras compartían destrezas en el vóley. 

La influencia de este deporte que del otro lado de la frontera vivía la “Época de oro” con Bernard, Bernardinho o William, jugadores de la inolvidable camada, soñaban con emularlos, aunque el toque brasileño se los daba la Guaraná que se tomaban cuando descansaban ya en la casa.

Había mucha gente que cruzaba a Brasil y se quedaba a vivir en busca de un porvenir, eso pudo haber sucedido con “Chiquito” y su familia con Ramón y Betty, los padres de los tres hermanos.

La historia contada de su partida de Bernardo de Irigoyen natal hacia la Patagonia, sus primeros pasos en CAI, Racing, Europa y dos mundiales como futbolista profesional, récord de presencias en el arco albiceleste y el amor por su trabajo, con objetivos planteados al lado de su familia, desterraron el mote de que llegaba a Boca a “robar” y con un trabajo consecuente, experiencia, talento y sobre todo resiliencia le dan el record de  11 penales atajados desde que llegó con más dudas que certezas al Xeneize.

RACING 0 (1) - BOCA 0 (4) - DEFINICIÓN POR PENALES COMPLETA - 4tos de final LIBERTADORES 2023

Hoy, mientras muchos lo daban por caído, el misionero como en esas tardes de siestas en Bernardo de Irigoyen siguen soñando lejos y el “Mundo Boca” celebra su buen momento que contribuyó al pase a semifinales de la Copa Libertadores.