Una historia de domingo es poco espacio para resumir la trayectoria de un deportista como Roberto “Pica” Miranda que comenzó a  jugar a la pelota en Deportivo Portugués a los 12 años con sus amigos del barrio, cuando la actual avenida Chile era un zanjón que atravesaba al atardecer para meterse a la cancha “lusitana”, y luego pasó por los dos clubes más convocantes de la ciudad, por el “Aguilucho” y también una etapa en el running.

El aguerrido jugador compartió el programa de PDC por SetaTV y recordó su trayectoria donde vistió las camisetas de Jorge Newbery (en dos etapas diferentes) y Huracán, con las cuales disputó los viejos Torneos Regionales hizo historia jugando en Primera pero también en su etapa como formador de la Sexta y Quinta División del “Globo” junto al “Toti” Zappia. El “Pica” también jugó para Palazzo y estuvo en el recordado encuentro entre Huracán y Cipolletti en Bahía Blanca que hoy es contada como una hazaña.

Los inicios de su carrera deportiva comenzaron a escribirse en el barrio Puyerredón cuando su papá se mudó desde Caleta Córdova. La avenida Roca y Canadá eran su lugar en el mundo luego de ir a la escuela.

“Ahí con los chicos cruzábamos el canal que hoy es la avenida Chile y nos íbamos a jugar a Portugués. Adolfo Caneo nos juntó. Eramos un montón de chicos y él nos empezó a entrenar. Estaban César Bayón, Pablo Romano, Miguel Manjón y un montón más. Juan Carlos Santos atajaba que era ciclista, y salimos campeón en Quinta División”, recordó.

Roberto tiene una memoria extraordinaria, y cada equipo lo recuerda con lujo de detalles. “Era hermoso, era algo que nos encantaba. Una vez Caneo nos probó con unos chicos más grandes que nosotros. Trajo al ‘Toto’ Amado, al ‘Caita’ Martínez…no los podíamos agarrar. Yo miraba a Bayón y no entendíamos nada. Ahí empecé, me encantaba. Jugábamos todo el día, cruzar el zanjón de la Chile era maravilloso. En la cancha de Portugués había un barco me acuerdo, me imagino que estaba donde hoy está el supermercado. Teníamos la cancha vieja y donde jugaba la Primera”, recordó Miranda en su visita a los estudios de SetaTV donde repasó una pequeña parte de su trayectoria.

Ese plantel subió rápido a la Primera de Portugués, que luego se convirtió en el recordado plantel que tuvo jugadores uruguayos, algo único en la historia del fútbol de Comodoro. “El técnico era Tomás Rolan, que fue campeón con Independiente de Avellaneda campeón de la Libertadores, y nos entrenaba el Pila Páez. Adelante jugaban el ‘falopa’ Velazco, el ‘negro’ Lanza y ‘Beto’ Bellido. Teníamos un equipazo, y los partidos eran muy parejos. Teníamos muy buenos jugadores, y era a cancha llena”, aseguró abriendo grandes los ojos.

Miranda toma agua antes de hablar sobre su participación en los grandes de la ciudad. “Para mí en ese momento jugar al fútbol era lo que más me gustaba. Si había que jugar, yo jugaba. Para mí jugar torneo Regional con la camiseta de Newbery o de Huracán, era algo hermoso. O con la camiseta de Comodoro, pero igual creo que ningún hincha me puede reclamar nada porque no me guarde absolutamente nada con ninguna camiseta”, admitió.

Huracán a mediados de los 80 en el estadio YPF de Km3. (Foto: La historia grande del fútbol comodorense)

LA ANÉCDOTA CON “FALOPA” VELASCO Y EL “PINCHA” DE BILARDO

Roberto Miranda compartió equipo en el “Lusitano” con Néstor Velazco a quien algunso apodaron “el hijo del viento”, y el “Pica” compartió en primera persona ese partido que se convirtió en una especia de leyenda urbana donde dicen que estuvo imparable en el encuentro frente al “Pincha” de Bilardo.

“Brazao (ex presidente de Portugués) trajo a Estudiantes de La Plata. Me tocó estar en el banco de suplentes ese partido y ‘Falopa’ Velazco lo volvió loco a Franco Frassoldati, no lo podía agarrar. Terminó el partido y Bilardo vino al vestuario a preguntar, a buscarlo, se lo quería llevar. Preguntó cuánto valía Velazco, y Brazao le dijo …10 millones de dólares de ahora, le cortó la carrera. En el segundo tiempo Pachamé lo atendió, no lo podían agarrar. Tremendo fue eso”, aseguró Miranda.

Pero su etapa en Portugués tenía fecha de vencimiento. Con la camiseta “lusitana” terminó de jugar un Cuadrangular para no descender donde le hizo un gol al “Gato” Marinado y con ese gol salvaron la categoría. “No sé bien que deuda tenía Brazao con Jorge Acosta de ADA Deportes, y mi pase quedó en poder de él. Hubo una triangulación y me fui a Newbery con ‘Coco’ Bersán. Ahí era titular y jugamos el Regional del 83”.

En la temporada 1983 llegó a Newbery proveniente de Portugués. (Foto: La historia grande del fútbol comodorense)

Con la casaca del “Lobo”comenzó a escribir otro capítulo de gloria. “En Newbery estuve dos años, y de ahí tres o cuatro en Huracán, y volví a Newbery donde dirigía Carlos Rodríguez. Ese equipo salió campeón. Fui el abanderado de un reclamo porque no le pagaban. Conseguí que el plantel cobre, pero me rajaron, me dieron el pase. De ahí me fui a Palazzo seis meses. Me llevó Pepe Lazaro, me dijo que querían armar un plantel para el Regional. Era muy amigo de Radevsky, pero el primer partido lo rajaron y le dieron como seis fechas”, contó con una carcajada.

Con la camiseta de Huracán vivió cosas muy fuertes, y dejó recuerdos que perduran hasta hoy. Cuando él ya tenía pensado no seguir jugando apareció el llamado de un amigo y fue al “Globo”. “Después de lo de Palazzo ya me fui a mi casa, ya no jugaba más hasta que me buscó el ‘chino’ Bordeira y me fui a Huracán. Estaba Jacobo Pichintiniz, a quien admiro mucho, me dijo: tengo 25 jugadores y vos sos el 26, está bien? No tengo problema le dije yo. Entrenaba doble turno. Antes de entrar a trabajar y a la tarde. No jugaba ni en el entrenamiento, estabán Velázquez y Nickels que volaban hasta que se lesionó el “colo” (Nickels) y agarre la 4, no la solté más. Llegue a jugar contra Los Andes en un Nacional”, recordó.

ANÉCDOTA CON BLAS GIUNTA

Miles de anécdotas tiene el “Pica” Miranda. Y antes de contar una graciosa se toca la barba y sonríe. “Jugaba la Selección de Comodoro contra San Lorenzo de Almagro, y yo en el banco. Estaban en Giunta, Perazzo, Fabián Carrizo, y lo dirigía Veira. En la selección de Comodoro, estaba Pirulo Britapaja y me tiró un par de datos para que lo vuelva loco al ‘Bambino’ Veira”, comentó entre carcajadas. Y sigue “en una jugada un amigo mío, Henriquez, traba abajo con Giunta y lo destruye. Lo manda para afuera a Henríquez, y yo le dije de todo a Giunta. En el segundo tiempo le tiro la pelota por un lado para buscarla por el otro, y se me tiró abajo pero le deje la pierna levantada…no sabes el quilombo que se armó. Me querían matar, pero cuando terminó quedó ahí. Pasó un año y el destino nos volvió a cruzar en una cancha de fútbol jugando yo para Huracán y él para Cipolletti. Cuando me vio me apuntó con el dedito, se acordaba. Le conté al francés Trezeguet (papá de Daivd), y me dijo: lo atendemos, pero no te hagas echar. En un córner, ‘salimos’ grito el arquero. No había cámaras ni nada, salimos y al pasar lo reventé a Giunta (risas). No dijo nada, pero cuando fuimos a Cipolletti me mataron. No dije ni ‘ah’, pero era hermoso eso”, asegura entre risas.

LO MEJOR DEL FUTBOL: FORMAR JUGADORES

Una vez que decidió dar por finalizada su carrera como jugador no dudo en hacerse cargo de la Sexta y Quinta División de Huracán en una época donde comenzaba a surgir la CAI, y el “Globo” salió campeón con jugadores que lo recuerdan hasta hoy.

“Cuando lo jugué el fútbol me dejo amigos, y lo hice a un nivel muy bueno. Hasta Cipolletti me llamó para ir, pero dirigir y formar jugadores fue otra cosa. Cuando deje la pelota, dirigir las inferiores de Huracán fue lo mejor que me pasó”, aseguró sin rodeos Miranda.

Los mensajes de ex jugadores de esa camada no se hicieron esperar. Javier Barrionuevo, Nelson “Quique” Godoi y Martín Contreras lo saludaron en la transmisión en vivo de SetaTV y se iluminaron los ojos al “Pica” Miranda.

“Salimos campeones en Sexta, en Quinta. Dirigía con el ‘toti’ Zappia, pero me encuentro con esos jugadores y nos abrazamos. Fue un trabajo muy grande con la ayuda de los padres. Había chicos que no sabían lo que era una ducha, le compramos las toallas, le compramos las ojotas. Les dábamos de comer y le pedíamos el boletín para ver si estaban estudiando”, aseguró orgulloso de sus actos en aquel momento.

Miranda cambia el semblante de su cara al hablar de ese trabajo que marcó a una generación, y afirma convencido: “Hicimos un laburito que me encantó y los pibes te lo retribuyen hoy con un saludo y un abrazo. Estuvimos casi tres años hasta que por razones laborales mías ya no pude seguir. Era una responsabilidad ser formador, y no tenía el tiempo que yo pretendía”, cerró.