La redacción de PDC recibió un mensaje de uno de los protagonistas que realizó un análisis de la realidad en el fútbol de iniciación de Comodoro Rivadavia. Situaciones como la de un pequeño arquero que le dedicó un mensaje a su entrenador o la descalificación de equipos, son las que enumera la misiva. Ingresá a la nota y lee el mensaje.

EN LA CANCHA COMO EN LA VIDA

A quién quiera leer esta carta:

Soy papá de un nene de 8 años que juega al fútbol y que tuvo la idea de escribir estas líneas a modo de autocrítica y reflexión. Desde mi lugar hago un balance de un año que se va, sin ánimos de ofender a nadie, lo que si pretenden estas palabras es hacernos pensar como sociedad y como padres, qué queremos enseñarles a nuestros hijos dentro y fuera de una cancha.

Hace poco más de 3 años que acompaño a mi hijo a sus entrenamientos y partidos, pude ver su alegría, su evolución como jugador, la felicidad por un gol o por un pase de gol, como también llorar, enojarse y sufrir por perder un partido, por un golpe.

Lo que sí es nuevo para mí es la influencia que tenemos como adultos, (padres, entrenadores, profesores) en lo “divertido” que tiene ser correr detrás de una pelota.

Tuve la desgracia de ver, en partidos de categorías de formación, entrenadores insultando árbitros, sea hombre o mujer, a padres discutiendo en la tribunas, ocupando espacios libres en los tablones solo para que no te sientes porque sos del equipo contrario, o gritándole desde la reja a su hijo que vaya más fuerte al contacto con una arenga de: “…dale dale mátalo!!”. O cuando un hijo disputa una pelota, a un entrenador escuchar decirle a un arquerito “… no te tienen que cabecear en el área salí, con los puños, no importa si le arrancas la cabeza a tu compañero”. Como tambíén ver expulsados un promedio de cuatro “entrenadores” por fin de semana.

Es distinto leer una noticia a VIVIRLA, cuando expulsan a un técnico o ver el video en el celular que agreden a un periodista o a un árbitro, escuchar los insultos es "normal" o leer comentarios descalificadores de quienes se escudan detrás de una pantalla también los son. Considero que no debería serlo, no debería ser COMÚN que los chicos vean a su entrenador ser expulsado, como no debería ser COMÚN que niños estén llorando dentro de la cancha porque van perdiendo un partido, no debería ser COMÚN que un entrenador le grite a un nene porque erró un gol o lo mande al banco de suplentes porque no hizo lo que le indicó. Podría seguir describiendo cientos de estas situaciones, que llaman a la reflexión de cómo nos tratamos como individuos, cómo vivimos en nuestra sociedad, pero más importante es qué le estamos enseñando a estos niños, que serán adultos el día mañana, acerca de que está bien y que no.

A mi hijo ¿yo le exijo dentro de la cancha?, saben que si! Le pido q vaya a la pelota, corra, si está cansado que deje jugar a otro compañero, que pase la pelota, controle su enojo o bronca, que no empuje, no peque patadas y si se le va alguna que pida disculpas. Ya que ese nene al que le pegó también tiene su mamá, papá y hermanos que se enojan porque recibió una patada o sufren con él.

En casa le enseñamos a nuestro hijo el respeto por los mayores como para con sus pares, le damos valores o principios, queremos que cumpla dentro de la cancha, porque es cómo se va a comportar el día de mañana en la vida. Uno le da las herramientas en casa, luego solo Dios verá si las utiliza.

Vemos en 30 minutos que está dentro de una cancha cómo se comporta, es prueba y error. Un verdadero aprendizaje como padre de ver cómo se desenvuelve en un ambiente, él solo. Ahora bien, ¿qué es lo que ve mi hijo de un entrenador que le gritó a un nene del equipo contrario porque no tiró un centro en el momento adecuado? Su comentario fue: “que le pasaba a ese viejo, papá, estaba como loco…”

Como adultos debemos ser responsables de dónde llevamos a nuestros hijos a jugar, quién es el encargado de enseñarle, de formarlo, como persona y jugador. Hoy hay muchos “encargados” de dirigir, pocos son profesores, pocos técnicos, pocos docentes, creo que ahí está la “cuestión”, la raíz del problema. “Cualquiera” junta unos padres para que lleven a sus hijos, formen un equipo y compitan en torneos. Creo que debería haber una norma o ley sea nivel provincial, municipal, que lo regule, desconozco si la hay o si se aplica, pero insisto debería haber una reglamentación para que esto no suceda, ya que el sentido común no predomina y el entrenador expulsado vuelve a dirigir una y otra vez.

Con mis palabras mi intención es un llamado a la reflexión o tal vez alguna autoridad que lea esto y puede cambiar el curso de estas situaciones que son NORMALES hoy en día para nuestros hijos, no todos van a ser futbolistas profesionales el día de mañana, es la realidad. Entonces la pregunta sería ¿Qué aprendieron?.. seguramente la violencia que promulgamos los adultos.

Tampoco todo es malo, también hay cosas buenas que hacen la diferencia como entrenadores con formación y amplia trayectoria que han parado partidos ante un roce demasiado brusco y que tengan la oportunidad de pedir disculpas entre los chicos. Hubo una carta también de un arquero a un profesor de fútbol en agradecimiento por los consejos y confianza que le transmitió a lo largo del torneo, o un abrazo de consuelo de un chico del equipo contrario diciéndole que no llore que es solo un partido. Un entrenador pidiéndole que no canten el popular “dale campeón“ frente a los otros equipos, que lo hicieran en el albergue ,y puedo contar varias más…

Hoy es un deseo, tal vez una utopía, ojalá el día de mañana sea una realidad. El fútbol tiene sus cosas lindas, es un deporte hermoso, como cuando ves a chicos que se saludan aunque hayan perdido, o se consuelan entre ellos si alguno llora, que intentan jugar, que hay un "tiki-tiki", que no sea "puntinazo" y gol, que no todo es ganar. Debe de saber que "hay que dejarlo todo", hay que "intentarlo todo el tiempo que le toque jugar", que "si te caes te levantas de nuevo", porque es así en la vida", a veces "no es justo el fútbol, tampoco la vida", "los partidos no se merecen se ganan, perdiste pero algo aprendiste" y "siempre hay una oportunidad más".

Por eso en el fútbol como en la vida… en la cancha como en la vida…

Firmado: Un papá que quiere un bien para nuestros hijos