Guillermo Samso, el chubutense que hace 8 meses entrena a las inferiores del Dinamo de Kiev, contó a Pasta de Campeón, en una nueva edición del ciclo de entrevistas del Instagram Live, el vínculo de amistad que lo une desde la adolescencia a Juan Esnáider y la experiencia que vivieron juntos en Japón. Perlitas de una vivencia en un país que parece un mundo distinto.

Desde Ucrania el chubutense Guillermo Samso habló con Pasta de Campeón. Contó cómo está viviendo la pandemia por el coronavirus y recordó su paso por Japón, su primer destino internacional como integrante de un cuerpo técnico.

Samso nació en Gaiman, jugó en Ferro y Argentinos Juniors, entre otros equipos  y actualmente trabaja en las inferiores del Dinamo de Kiev, a donde llegó gracias a esa experiencia en Asia. 

Es que según contó en ese país conoció al preparador físico que lo invitó a sumarse a esta nueva aventura, apadrinados por Juan Esnáider, ex jugador de River Plate, Newell’s Old Boys, Real Madrid, entre otros equipos.

UNA AMISTAD DE AÑOS

Todo comenzó una mañana de 2016. Eran cerca de las 7 y recibió una llamada. Al otro del teléfono estaba Esnáider, su compadre, a quien conoció en las inferiores de Ferro, cuando tenía 14 años. 

Guillermo recuerda ese llamado como si fuese hoy. “La inconsciencia jugó una jugada importante. Yo quería trabajar con él, quería volver a verlo. Somos compadres, él es padrino de mi hijo y yo del suyo. Vivimos en la pensión de Ferro desde los 14 hasta que lo venden al Real Madrid y cuando me llamó me sorprendió; tenía esa propuesta de Japón. Yo hacía 9 años que estaba en el proyecto de Racing de Trelew pero cuando me llamó no lo dude, le dije que si, no hablamos del tiempo, ni nada. La inconsciencia fue lo que contestó primero”, admitió.

Con la respuesta positiva el entrenador se lo comunicó a su familia y comenzó a coordinar el viaje. La primera idea era encontrarse en Europa y volar juntos a Asia. Sin embargo, por problemas con el pasaporte tuvo que hacerlo solo a Japón, previa escala en Holanda. 

Era finales de 2016 y Guillermo aterrizó solo en tierras niponas. Sin embargo, en el aeropuerto lo esperaba su eterno amigo. 

El entrenador recordó que ese primer año estuvo solo y luego se mudó su familia. “Disfrutamos de una vida fantástica en un país que es increíble”, admitió.

Sin embargo, no todo fue color de rosas para Samso. Al principio le costó adaptarse a las costumbres del nuevo país y también encontrar un traductor que pueda ser el nexo con los jugadores del JEF United Chiba, el equipo de segunda división.

“Me costó la adaptación unos cinco meses. A la dinámica como staff, dentro del campo y fuera del campo, porque vivir en Japón no es fácil. Era un aprendizaje general. Pero es una película feliz de recordar, con grandes momentos y una gran experiencia en lo deportivo. Imaginate que me insertaba en un staff de un profesional que había dejado el Getafe hace pocos meses”.

El entrenador en la charla recordó costumbres de ese país que le llamaron la atención, como la separación de basura, la forma de estacionar los autos para que los gases de la combustión no vayan dirigidos a los árboles y la agenda del equipo, planificada con varios meses de antelación.

También el profesionalismo que estaba a la orden del día, viajando siempre en primera clase a grandes ciudades históricas y realizando actividades atípicas para nuestro fútbol, como visitas comunitarias a instituciones, algo que entiende que se puede imitar en Argentina. “Hay muchas ideas para copiar en el fútbol argentino y entender que cuanto más tiempo el jugador deja de ser una estrella la gente colabora, se acerca a los clubes”, indicó al respecto.

Fueron dos años y seis meses hasta que finalmente el club decidió terminar el contrato con el cuerpo técnico por no alcanzar el objetivo que deseaba. 

Guillermo asegura que la salida fue muy ordenada y explica el por qué. “Es muy difícil terminar mal con un japonés cuando respondes con muchísimo trabajo. Pero ellos entienden que es un negocio y no les servía como nos iba por una cuestión de marketing”.

El entrenador asegura que “fue una pena” no continuar, pero siempre tiene “la ilusión de poder volver alguna vez”.

LA LLEGADA A UCRANIA 

Lo cierto es que como dice el refrán “cuando se cierra una puerta se abre la otra”, y eso fue precisamente lo que le sucedió a este chubutense.

A mediados del año pasado, el entrenador recibió un llamado del preparador físico con el que trabajó en Japón para sumarse al cuerpo técnico de las inferiores del Dinamo de Kiev.

“Hicimos una buena relación y a mitad de 2019 nos quedamos comprometimos con la intención de seguir trabajando juntos como cuerpo técnico. En septiembre a Ramón le sale esta opción: hacerse cargo de las inferiores del Dinamo de Kiev, que es el equipo más popular en historia y me lo propone. Lo hablamos con Juan y nos dio el aval”. 

Guillermo asegura que “no es poca cosa para los futboleros acercarse a tal magnitud de club”. Reconoce que vivirlo lo impactó y lo llenó de responsabilidad por todo lo significa para la ciudad y por su historia. 

Por lo pronto, Guillermo espera que termine el aislamiento obligatorio, lo que podría suceder el 15 de mayo para seguir transitando esta segunda experiencia internacional, y todo gracias a una gran amistad que nació en las inferiores de un club de Buenos Aires.