Un histórico plantel de Gimnasia, hincha de un equipo de zona norte
Los mitos y leyendas abundan en la vida de las personas, ciudades, el barrio y también en el deporte con anécdotas interminables. Un plantel "mens-sana" dirigido por Fernando Duró, un masajista fanático de un equipo comodorense y una historia “Patricia” que los unió allá a comienzos del año 2000.
El equipo de Gimnasia de la temporada 2000-2001 era encabezado por figuras como Marcelo Richotti, David Scott, Stan Easterling, Pablo Moldú, Leandro Massieri y Leonardo Diebold.
Sumados a ellos: Eloy Martín, Bruno Jovanovic, Marcos Nóbile y dos juveniles como Diego Romero, antes de su ida a los Estados Unidos, y Esteban Bonzano, el cual tendría el mismo destino.
Mientras que al grupo de trabajo lo completaban Eduardo Opezzo, como primer asistente, Norberto Cifuentes en la utilería y un personaje por demás muy especial: “Charly” García que llegaría para los masajes.
Este, era parte del último eslabón de la gran cadena de trabajo del conjunto “Verde”, quien no era otro que “manos a la obra” tenía a Marcelo Richotti, jugador de mil batallas, como estandarte y a quien este morocha de larga cabellera enrulada le aplicaba su “magia” ara que esté en condiciones, al igual que el resto del plantel.
Sin embargo, el trabajo de "Charly" no terminaba en el Socios Fundadores, sino que lo direccionaba a unos 8 kilómetros hacia la zona norte, precisamente a Kilómetro 5, donde Unión San Martín Azcuénaga era uno de sus lugares, aquel que llevaba en el corazón del hincha y colaborador.
García no solo colaboraba con el club en mínimos detalles como arreglar un alambrado, marcar la vieja cancha de tierra con cal o hasta intentar secar el barro para que las inferiores o la Primera pueda jugar tras las lluvias, sino que también era un particular entrenador de la 5ta división “Patricia”.
En el medio, su tarea también como masajista en USMA, contaba que lo hacía con históricos basquetbolistas de la talla de Richotti, uno de los mejores bases de la historia de la Liga Nacional de Básquet o Stanley “Stan” Easterling, o que también lo había hecho con Raúl “Chuni” Merlo, y a contracara –entre risas- le tocara en la camilla del vestuario local del hoy Armando Ávila con referentes de ese plantel como Héctor “Pïcha” Villafáñez u Oscar Gajardo.
“Que olor a madera terciada tienen estos viejos”, gritaba García con la complicidad de todos ante quien presentaba su “magia”.
“Mirá el aceite que le tengo que ponerle a estos perros, cuando tengo las estrellas en Gimnasia. Ahí está Richotti y mira acá hay cada animalito que tengo que atender para que después no corran”, agregaba en otra de sus frases que todavía retumban en el vestuario “Patricio”, indeleble, como aquellas marcas de tizas y cruces que lo siguen engalanando en tiempos de pizarras y videos.
Nadie podía ocultar que García, era hincha de USMA, pero tampoco esa verborragia ante sus “amigos” y “vecinos” de “la contra”. A viva voz decía que nunca había perdido un clásico frente a Ferrocarril del Estado y de hecho tiempo después se jactaría que en uno de sus clásicos y dirigiendo a la quinta división le haría patear un penal a un arquero como visitante para darle la victoria a los “Patricios” en el clásico barrial.
El “Verde“ llegaba como el tercer mejor equipo de la Liga Nacional de Básquet de la temporada 1999/2000 y formaba parte del Grupo "A" de la Liga Sudamericana en el que compartirían zona ante Vasco Da Gama de Brasil, con un gran equipo dirigido por Helio Rubens, con Sandro, Guilherme, Jefferson, Rogerio, y el americano Charly Byrd. Provincial Osorno de Chile y Alas Peruanas fueron los dos equipos que completaron la primera fase en Chile. El “mens-sana” avanzaba en el debut internacional a paso firme, con una histórica victoria en el debut ante Vasco.
Charlas de vestuario interminables en el hoy llamado “Norberto Cifuentes” del Socios Fundadores, en el que Charly les hablaba de fútbol y música a los basquetbolistas, pero que además al momento de hablar de fútbol no se decía más que cuatro letras: USMA.
“El a todo el mundo quería hacerlo hincha de USMA, los quería llevar a la cancha, era bien fanático y enfermo del equipo”, recuerda con una sonrisa Diego Romero, en diálogo con PDC ante una pregunta sobre aquel vestuario “mens-sana”.
“Ya van a venir los muchachos de Gimnasia a comer un asado al club, ya van a ver”, gritaba a un costado de la cancha del “Patricio”, García, mientras preparaba la cal para pasarle al rectángulo que hoy ya cuenta con césped sintético.
“Richotti, y el “Negro” (Diego) Romero, son de USMA”, les contaba a aquellos jóvenes jugadores del “Patricio” que lo tenían como entrenador y que compartían bromas, anécdotas risas, hasta que se cerraba la puerta para hablar del partido del fin de semana.
“Charly era un personaje, un crack. Me acuerdo que entraba con sus rulos y pelo largo al vestuario y masajeaba a los mayores”, agrega con una sonrisa el hoy capitán de Gimnasia, juvenil que luego partiría a los Estados Unidos.
“Yo sigo siendo de Boca”, ríe Romero, rememorando las respuestas que le daba al masajista con quien compartió ese plantel, desde su lugar de joven promesa, pero que no olvida al “Gordo” que sentía los colores del club de barrio que lo cobijó.
El nombre de “Charly” García quedó en los oídos y retinas de los hinchas de USMA, de los jugadores y cuerpos técnicos, pero también de los oyentes de radio en una FM local, ya que luego incursionó -por amor por la música- aunque su luz se apagó un 4 de enero de 2013. Sin embargo, sus risas, bromas a Ferro y ese asado con aquel plantel de Gimnasia en el quincho de su querido club "Patricio", tendrán que seguir esperando y quedará solo como una leyenda urbana del mundo del deporte.
Fotos: Diario Crónica | Archivo PDC | Fotos Facebook