(Pasta de Campeón / ADNSUR) - Lorena Palacios nació en el barrio Pietrobelli de Comodoro Rivadavia y terminó la escuela en el Perito Moreno. De chica, no tenía constancia con los deportes; practicaba alguno y dejaba. Pero hoy todo es distinto y es profesora del gimnasio del “Team Alvarado”. Allí pasa gran parte de su día entrenando alumnos. Sin embargo, su historia con el deporte comenzó mucho antes, cuando era solo una adolescente, y por casualidad.

Con sólo 17 años, Lorena se enfermó de anorexia. Venía combatiendo hace tiempo con la enfermedad, hasta que los médicos les recomendaron a sus padres que hiciera un deporte para despejar la cabeza. Así, su mamá se acercó hasta el Gimnasio Municipal N° 2 y la anotó en gimnasia aeróbica. Pero ella decidió volcarse por otro deporte totalmente diferente, tal como recordó en diálogo con PDC.

“Me sentaba en el piso y no hacía gimnasia. Miraba hacia arriba y veía que estaban entrenando boxeo. Cuando fui a consultar me dijeron que no era un deporte para mujeres, pero me planté todos los días hasta que me abrieron las puertas. Les gané por cansancio”, recuerda entre risas.

Lorena cuenta que su papá la dejaba en la puerta del gimnasio, pensando que iba a las clases de aeróbica. Sin embargo, ella subía la escalera y se metía de lleno en el boxeo. “No sabían nada”, dice a la distancia.

Entre guanteo y guanteo de a poco se iba ganando su lugar. En ese momento, la escuela estaba al mando de Oscar Rojas y también enseñaba Juan Alvarado. Para ella fue la salvación, el lugar donde encontró la confianza para soltarse, sincerarse y contar lo que realmente le pasaba.

Lorena cuenta que su papá la dejaba en la puerta del gimnasio, pensando que iba a las clases de aeróbica. Sin embargo, ella subía la escalera y se metía de lleno en el boxeo. “No sabían nada”, dice a la distancia.

Entre guanteo y guanteo de a poco se iba ganando su lugar. En ese momento, la escuela estaba al mando de Oscar Rojas y también enseñaba Juan Alvarado. Para ella fue la salvación, el lugar donde encontró la confianza para soltarse, sincerarse y contar lo que realmente le pasaba.

Ese día lo recuerda como uno de los rounds más difíciles. “Llegué un día a mi casa y le digo a mi papá que me firme el papel porque iba a ser boxeadora. Mi mamá casi se desmaya y no entendía; iba a aeróbica y aparecí boxeando. Mi papá me firmó el papel enseguida”,  recordó.

Lorena debutó como amateur y tuvo tres peleas, pero luego dejó la actividad ya que quería ser madre.

En su nueva etapa de vida, la mujer se volcó al crossfit, pero como dice el dicho, ‘siempre se vuelve al primer amor’, y gracias a su amistad con Juan Alvarado volvió otra vez al ring.

“Antes de que abra el gimnasio venía a colaborar, a cebar mate, pero después caí a entrenar cuando abrió. Me acuerdo que un día estábamos acá con Juan y los hijos, y me dijeron que querían que forme parte del equipo. Fue una alegría inmensa. Nunca me lo imaginaba”, resaltó sobre su incorporación al “Team “Alvarado.